Mientras el calor se adueña de las calles rosarinas, llega el mejor teatro para pasar "Un verano fresquito", el ciclo que nació hace cinco años en el teatro La Comedia. Esta vez, el telón se abre para presentar "Mi vecino es un wifi", una co-producción entre el teatro, que depende de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario, junto a un gran elenco local.
La obra escrita por Juan Pablo Giordano y dirigida por Juan Nemirovsky cuenta con talentos locales como Simonel Piancatelli en la asistencia de dirección y las actuaciones de Juan Pablo Yévoli, María Laura Silva, Maru Lorenzo, Mumo Oviedo, Romina Tamburello y Tincho Ovando.
La comedia, que subirá a escena hoy y todos los viernes y sábados de enero, a las 21.30, en el teatro La Comedia (Mitre y Ricardone), explora el universo de un grupo de vecinos que conviven en un edificio inteligente donde todos los servicios dependen de la conexión de wifi. "La obra pretende satirizar la realidad: el Instagram, el Whatsapp, el Facebook y el wifi, han modificado la manera de vincularnos", destacó el director Juan Nemirovsky en diálogo con Escenario.
—¿Cómo nació "Mi vecino es un wifi?
—"Un verano fresquito" es una propuesta que se viene haciendo hace 5 años, que siempre tiene como premisa generar una propuesta de humor en la ciudad. La temporada teatral rosarina estuvo creciendo mucho en estos últimos años. Por eso el teatro decidió hacer una coproducción con esta obra. Juan Pablo Giordano hizo llegar un texto al teatro, después se me convocó y al tiempo de trabajar juntos convoqué a los actores que me parecía que podían dar con el perfil de la obra.
—¿De qué se trata la puesta?
—Creo que la obra responde a la lógica de las comedias de enredos de verano. En este caso también tiene un tinte romántico. La historia se desarrolla en un edificio inteligente, súper tecnológico, en un futuro cercano en el que el wifi lo controla todo, hasta la tapa de un inodoro. Hasta que de repente surge una falla en una cañería de este edificio, y los vecinos tienen que empezar a interactuar, y ahí surgen los enredos; desde romances hasta conflictos.
—¿Apuntan a generar una reflexión acerca del rol de la tecnología?
—A veces, el género de comedia de verano suele estar un poco soslayado, pero en este caso, por más que sea una comedia apuntada para todo público, no por eso tiene menos responsabilidad ideológicamente. Y en ese aspecto, no me interesa posicionarnos en el discurso que tenemos que dejar los celulares de lado y empezar a mirarnos a los ojos porque sería hipócrita, porque todos estamos absorbidos por las pantallas en la cotidianidad. Lo que sí pretende la obra, es satirizar esta realidad: el Instagram, el Whatsapp, el Facebook, el wifi, han modificado la manera de vincularnos. Pero no visto desde un lugar negativo, sino haciendo una pequeña reflexión sobre eso.
—¿Creés que en la ciudad hay talento y capacidad de producción como para que la gente elija quedarse acá en vez de ir a ver una obra a Buenos Aires?
—Creo que estamos en un buen momento y que se pueden generar productos de buena calidad, y eso la gente lo nota. Este tipo de propuestas son muy sanas para el teatro rosarino. El público siempre se acercó al ciclo, así que esperemos que así siga siendo. La sala es climatizada, y vamos a tener ocho funciones, los viernes y sábados. Es una apuesta muy fuerte. Estamos muy confiados de que tenemos una comedia muy divertida.