Los laberintos mentales pueden llegar a ser una pesadilla asfixiante y "La valija de Benavidez" da cuenta de ello a la perfección: protagonizada por Guillermo Pfening, esta película de Laura Casabé que se estrenó el jueves en Rosario, indaga en lo más oscuro de la raza humana. "Es un thriller psicológico con ribetes de suspenso con personajes escabrosos y sin moral", describe Pfening en una entrevista exclusiva con Escenario. Su personaje es Benavidez, un profesor de plástica, hijo de un gran artista y casado con una promesa de la pintura. Pero de repente, una noche, tras discutir con su mujer, Benavidez huye a la casa de su psiquiatra en busca de asilo con su valija. Lo que él no sabe es que en la mansión lo esperan seres dispuestos a robarle el alma a cambio de vender una obra de arte. Los perversos de este filme están encarnados nada menos que por Norma Aleandro y Jorge Marrale, que completan un elenco exigente que sabe llevar el suspenso a la perfección.
El protagonista de películas como "Nacido y criado", de Pablo Trapero, y "Nadie nos mira", filme inédito de la rosarina Julia Solomonoff que se estrenará este año (ver aparte), viene indagando en el universo cinematográfico desde hace más de una década, pero en los últimos cinco, decidió alejarse de la pantalla chica, aunque asegura que le gustaría hacer televisión "porque tiene un contacto más directo con un público más popular". A dos días del estreno de "La valija de Benavidez", a dos años de ser padre por co paternidad ("la posibilidad de criar a un niño sin la necesidad de que entre los padres exista un vínculo sentimental") y a dos meses de que se estrene "Supermax" por la TV Pública, Pfening reflexiona sobre su rol de director, sobre su hija y sobre el esnobismo del mundo de arte.
—¿Cómo describís a tu personaje que entra en una tenebrosa "residencia" de artistas?
—Es un thriller fantástico con ribetes de suspenso con personajes escabrosos sin moral. Mi personaje está a la sombra de su padre, que fue un gran artista y él se siente mediocre. Le da muchos celos que a su mujer la convoquen para una residencia de artistas y a partir de la noche en la que tiene una discusión con su mujer, arma una valija y se va a la casa de su psiquiatra (Marrale) a pedirle asilo. El leit motiv de la película es qué hay adentro de esa valija. Porque cuando ven lo que tiene adentro, no lo van a dejar ir. El psiquiatra además es marchand de arte junto a Norma Aleandro, con quien tiene una clínica. Los marchand de arte piensan que lo que Benavidez tiene en su valija puede elevar el arte argentino a precios formidables y así, hacer su negocio. Creo que mi personaje es una víctima. El sistema está armado para exprimir al máximo a un artista para obtener todo de él a cualquier precio, sin importar su costado humano, esto no sólo sucede en el ámbito del arte sino que puede pasar en muchos ámbitos. Por eso quieren que Benavidez produzca una obra espectacular de la que sólo sacarán réditos su psiquiatra y la curadora de arte.
—El filme es una especie de crítica a la frivolidad del sistema del arte, lo sobrevalorado que están algunos apellidos y también aborda el ego de los artistas y cierto esnobismo que los caracteriza...
—El ego me parece ridículo, no te lleva a ningún lado, es una estupidez que no debería existir. Los artistas tienen la fama de ser egocéntricos, pero creo que sucede en todos los ámbitos. Los sistemas y la gente se apoderan de los débiles, y en ese sentido, Benavidez es presa fácil. También habla del esnobismo del mercado del arte, y cómo una curadora de un museo se encapricha con una obra.
—¿Cómo fue rodar junto a Norma Aleandro y Jorge Marrale?
—Fue súper cálido. Con Jorge había trabajado más que con Norma. Con ella me cruzo en pocas escenas, pero cuando no me la cruzaba la espiaba y veía cómo trabajaba. Trabajar con grandes actores te da la posibilidad de intentar pararte de igual a igual con ellos y probarte como actor y además, de aprender mucho.
—En los últimos años hiciste más proyectos de cine como actor o director que de televisión, ¿fue por una decisión propia o se dio así?
—Desde el 2009 que no hago una tira diaria. Hice una participación en "Farsantes" e hice la miniserie "Cromo" de Lucia Puenzo el año pasado, que ahora está en Netflix. Pero ya hace cinco años que vivo del cine, un poco lo elijo y un poco se da así. Me gustaría hacer televisión también, creo que tiene un contacto más directo con un público más popular.
—Por otro lado, estuviste filmando "Supermax" en Brasil junto a Santiago Segura y Cecilia Roth, que se estrena dentro de muy poco, ¿cómo fue trabajar con Segura?
—Es una serie de Daniel Burman que se va a estrenar a final de marzo en España, Brasil y Argentina. Santiago es adorable, muy gracioso, muy buen compañero y un actorazo. Está en Buenos Aires ahora y vino a ver mi película.
—Hoy en día las formas de relacionarse cambiaron muchísimo, las presión social para casarse ya no existe. En este sentido, apostaste a tener a tu hija Asia a través de la copaternidad junto a una amiga (la asistente de cámara de Pol-ka Cynthia Pinasco). ¿Cómo es esta nueva forma de tener una familia?
—Aunque no da mucho resultado, la gente sigue intentando la forma convencional de casarse... Lo que hicimos nosotros se llama copaternidad, es la posibilidad de criar a un niño sin la necesidad de que entre los padres exista un vínculo sentimental. No lo inventé yo, ya lo hizo mucha gente. Con todos los pros y los contras que tiene, porque de repente hay cosas que son más fáciles y otras más complicadas. Tenemos una niña súper feliz que tiene dos años. A veces es lo mejor de mundo y a veces te querés matar porque es muy agotador (risas). Creo que es algo súper lindo y que cada vez se pone mejor. Ella se adapta a todo, nosotros somos padres que trabajamos y tenemos gente que nos ayuda.
—¿Cuál es tu próximo proyecto como director después de "Caíto", tu opera prima ?
—Ahora estoy escribiendo una película nueva que se llama "Alicia", la historia de una mujer adicta a las cirugías estéticas. Reflexiona sobre el mal endémico que tienen las mujeres de hoy de transformarse en algo que no son, y de cómo la sociedad también las empuja a eso.
—Dijiste que cada vez que hagas una película va a ser autoreferencial, ¿"Alicia" también lo es?
—Sí, es autoreferencial, hay alguien así en mi familia. ¡Los prendo fuego a todos! (risas) Reflexiono sobre lo que me pasa y sobre lo que sé, es de lo único que puedo hablar.