"Julieta", todo sobre mi madre
Calificación: ****. Intérpretes: Emma Suárez, Adriana Ugarte, Daniel Grao y Darío Grandinetti. Dirección: Pedro Almodóvar. Género: Drama. Salas: Monumental, Del Centro, Showcase y Hoyts.
Después del tropiezo con la comedia "Los amantes pasajeros" (2013), Pedro Almodóvar volvió con sabiduría al drama puro y duro en "Julieta". También regresó a un terreno conocido: el universo femenino y la maternidad, un mundo íntimo y complejo que él aborda como pocos. No conviene adelantar detalles del argumento. Sólo decir que la Julieta de Almodóvar es una mujer abatida en la mitad de su vida. Hace 12 años que no sabe nada de su única hija, que cuando cumplió los 18 se fue de la casa materna sin dejar rastros ni mensajes. Ella trata de iniciar una nueva vida con un escritor que la ama, pero el pasado la vuelve a envolver y la asfixia. El pasado de la protagonista se va revelando en capas, con una precisión en la narración que no deja cabos sueltos. "Julieta" no es un melodrama desbordado. Esta vez Almodóvar elige un tono sobrio y contenido, pero no por eso menos profundo y potente. El director sabe dejar silencios como para que el espectador elabore su propio duelo con respecto al trayecto del personaje. Cada plano, cada acción, cada mirada están pensados para expresar, para decir mucho con muy pocas palabras. Desde ese lugar Almodóvar reflexiona sobre la ausencia, las pérdidas, el engaño, la angustia y el sentimiento de culpa, y cómo estas heridas van dejando huella en su protagonista. "Tu ausencia llena mi vida y la destruye", escribe Julieta, y aún así deja un espacio abierto para la redención.
"Rara", felicidad sin prejuicios
Calificación: ***. Intérpretes: Julia Lübbert, Agustina Muñoz, Mariana Loyola, Daniel Muñoz, Coca Guazzini, Sigrid Alegría y Emilia Ossandón. Dirección: Pepa San Martín. Género: Drama. Sala: Village.
Hay familias que pueden ser vistas como normales o todo lo contrario, más allá de la reflexión antiquísima sobre qué significa ser normal. Pepa San Martín hace foco en una realidad tangible: la convivencia de una familia integrada por dos hermanas, una niña y una preadolescente, con su madre y su pareja lesbiana. Para las cuatro, la vida cotidiana es esencialmente feliz, con las peleas de entrecasa y las idas y vueltas típicas de toda relación afectiva. Todo transcurre en Viña del Mar, en un país donde el gobierno pinochetista hizo un cuidado trabajo para cerrar mentes y eso repercutió generacionalmente. El filme distinguido en Berlín está inspirado en un caso real, pero tangencialmente. El foco pasa por la mirada de Sara (Julia Lübbert, impecable), quien a punto de cumplir sus 13 años y en pleno despertar sexual, combina su primer cigarrillo con la primera afrenta a su madre y mientras comprueba cómo le queda el rouge también juega a ser mamá de su propia hermana. Y, lo mejor de la película, es que todo el relato transita casi sin subrayados, sin bajadas de línea ni la apología de la condición homosexual, aunque tampoco se oculta esa elección en ningún momento. Quizá está algo marcado, en un tono que podría haber sido más sutil, el glamour del papá y de su nueva pareja, que se colocan en las antípodas no sólo del modo de vida de su ex Paula (Mariana Loyola) sino también en la clase social. Hay que destacar que la protagonista es jueza, lo que tampoco queda muy explícito, más allá de que la trama se basa en un sonado caso de la jueza chilena Karen Ataya, cuyo desenlace conviene no revelar en esta crítica. Una película con hondo perfil humano, en la que el espectador quedará espejado en la veta sensible y adolescente de Sara.
Por Pedro Squillaci
"Día de la independencia 2", están de regreso
Calificación: ***. Intérpretes: Jeff Goldblum, Bill Pullman, Liam Hemsworth, Jessie Usher, Maika Monroe. Dirección: Roland Emmerich. Género: Acción. Salas: Hoyts, Monumental, Showcase y Village.
Veinte años más tarde del éxito de taquilla de "Día de la independencia" -que fue furor en 1996 y popularizó el género de filmes sobre la guerra contra alienígenas- regresa la segunda parte de la mano del mismo director, Roland Emmerich, aunque sin Will Smith, uno de sus protagonistas. Lo cierto es que el planeta alcanzó la paz y logró reconstruirse después de la gran guerra. Sin embargo, los alienígenas regresan con todo: sin un ápice de misericordia estos seres magníficos buscar destruir el núcleo de la Tierra, pero un puñado de estadounidenses patriotas, incluido el mismísimo ex presidente, harán cualquier cosa para derrotarlos. En el medio, el filme muestra la diversidad racial, cultural y de religiones en este mundo tan evolucionado desde la década del noventa, además aparece una mujer como presidenta de los Estados Unidos. El consejo es muy preciso: esta película es para aquellos que gusten de escenas de ataques, tiros, y persecuciones infinitas, para aquellos que disfrutan viendo cómo un extraterrestre gigante va destruyendo todo a su paso y para aquellos a los que la trama mucho no les importa. Los efectos especiales son realmente impactantes pero al mismo tiempo, llega a tener un abuso de los mismos, por lo que se torna un tanto repetitiva, monótona y predecible.