Cuando se le pregunta por qué se decidió a contar su vida en un libro, toma un ejemplar de “El animador soy yo” y lee una de las solapas con la entonación del avezado locutor que es. Allí se utiliza la metáfora de un avión que, luego de su viaje, debe dejar ver sus ruedas, acomodar sus alas y pisar la pista. “Ojo que dije aterrizar, pero no dije detener el motor”, puntualiza el texto para dejar en claro que todavía falta mucho por idear y trabajar. Mientras el cronista recuerda que él mismo le contó en 2009 acerca de la intención de hacer un libro sobre su vida, Alberto Jorge Llorente levanta la cabeza, se ríe y discurre: “He vivido tanto y he tenido tantas vivencias en distintos ámbitos que daban para hacer un libro. Pero lo importante para mí es que esas experiencias son en primera persona, nadie me las contó, las viví yo”.
Como de costumbre se lo ve jovial y dispuesto al diálogo. A contraluz de las ventanas de su oficina del piso 12 de calle Santa Fe su figura se torna casi paroxística. Y resume: “En el libro reseñamos un poco mi niñez, mi juventud, cuento que soy técnico mecánico y dibujante, que era ferroviario y que nací a la vida artística cuando tenía 14 ó 15 años no como locutor sino como imitador, tipo (Miguel Angel) Cherutti, de cantantes y locutores de la época”.
Sin nostalgias, en su decir las anécdotas recobran un brillo propio del tiempo presente: “Después cuento cómo fui metiéndome en los bailes y fui teniendo contacto con los artistas, y fui y fui. Y fui empresario. Y traje artistas muy importantes como Raffaella Carrá, Demis Roussos, Gloria Gaynor, conmigo debutó Sandro, Luis Miguel, Palito Ortega”.
—¿Cuál es la intención original del trabajo de compilar tu vida?
—Profundizar en esa historia pero con formato de libro. Describir un poco esas anécdotas que hacen a mi vida que en estos momentos está cumpliendo 46 años de permanencia en los medios, tanto en radio como en TV. Con el agregado de cosas personales, mi casa, mis perros, mi vida por dentro, de hogar.
—¿A qué lector creés que está dirigido?
—Creí que en un libro podía darle a la gente algo que no le había dado ni por radio ni por televisión. El libro encierra un montón de historias que seguramente a quienes me han seguido durante tantos años por radio o por televisión pueden interesarles. Y el libro puede resultarles simpático porque se van a enterar de un montón de cosas que nadie sabía. Allí está lo que no pude contar en tantos reportajes que me han hecho a lo largo de mi carrera.
—Luego de hacer semejante ejercicio de memoria, ¿qué evaluación hacés de las metas que te trazaste cuando eras joven y de cómo llegaste hasta acá?
—Sigo siendo joven... (risas)
Suena el teléfono. Le informan que ya está organizada la presentación del libro, asiente y retoma la entrevista. Es así, está en todo y con todas las antenas paradas.
—¿Qué te pasó por la cabeza después de bucear en tus archivos personales?
—Que he hecho de todo en la vida. Tardamos dos años y medio en escribir el libro. Y que si yo cuento toda mi vida no alcanza este libro. Me acuerdo de todo. Mi archivo está en mi cabeza, gracias a Dios. Mi archivo es de oro, tiene grandes nombres ligados a mí, tipos que sin querer hice famosos yo y que cuando empezaron conmigo no eran nadie. Y me sigo acordando de cosas, tantas que tengo material para hacer otro libro.
—¿Querés explicar el por qué del título del libro?
—Yo soy animador, locutor a la fuerza, carnet con número tal nacional, pero mi métier fue siempre ser animador. El animador es el que tiene los sinónimos a flor de labio, el que tiene chispa, ya se nace con eso. Y después soy un descubridor de talentos y sigo descubriendo. El otro día descubrí una chica que vino de Brasil que es una Luis Miguel en femenino...
—Después de tantos años en los medios, ¿de dónde creés que proviene la energía para seguir haciendo cosas?
—Vivo orientado por la idea de hacer las cosas bien, no mal. Soy profesional, si hago algo, lo hago bien. Me siento con ganas de seguir haciendo cosas, no pido plata sino salud para hacer lo que me gusta.
Se queda pensando. Quizás sean recuerdos los que surcan su cabeza plateada. Quizás nuevos proyectos. Y espeta: “Alrededor de mi programa (de TV, “El show de AJ”, los sábados por Canal 5) se mueven unas 60 personas y yo empecé solo en la tele con un chroma key. Fui progresando y fui invirtiendo en esto. Es muy importante también que siempre en todo lo que hago, radio o televisión, intento generar un entorno que tenga que ver conmigo y que sea muy familiar. Acá somos todos amigos, somos una familia”.
—¿Qué otras cosas hiciste que el animador luego terminó eclipsando?
—Pocos saben que yo soy realizador cinematográfico. He hecho películas que se pasaron en todos los cines de Rosario. Hice películas que la filmé yo, la moviola era mía, la edité yo, la musicalicé yo, escribí el guión yo y la narré yo. Tuve maestros como Leonardo Favio que me enseñó mucho de cine. Por eso cuando hago televisión me vas a ver que dirijo. Abrí la cámara dos, la cámara más atrás, el enfoque de allá, dame un plano de acá (hace ademanes de dirección), porque me gustó siempre eso.
—Ya hablamos del pasado. ¿Y qué pasará en el futuro? ¿Hacia dónde te proyectás?
—¿Vos lo sabés? Yo no lo sé, sigo igual que antes. Para mí no pasaron los años, sigo trabajando igual, sigo con el mismo entusiasmo y sigo proyectando cosas. En este momento además de hacer “La mañana de AJ”, mi programa de toda la vida, soy el director comercial y artístico de la AM 1330. O sea, agrego cosas, me gusta estar en actividad y me gusta hacerlo en forma profesional. Los proyectos para el año que viene serán tener tres oficinas como ésta, cuatro programas de radio, cinco de televisión... Voy anexando cosas, voy experimentando y proyectando. Y viviendo el momento actual, yo no me quedé en el tiempo, pero tampoco lo dejo al tiempo que haga lo que quiera, para mí el tiempo es oro.