Tomar dinero prestado no hace que el país crezca, solo sirve para comprar tiempo. Si no hay un ingreso de capitales para inversión directa de no menos de u$s 45.000/60.000, el escenario se complica.
Tomar dinero prestado no hace que el país crezca, solo sirve para comprar tiempo. Si no hay un ingreso de capitales para inversión directa de no menos de u$s 45.000/60.000, el escenario se complica.
La semana que termina deja un sabor binario, por el lado positivo, tenemos:
1 El Banco Central logró bajar la tasa de corto plazo al 28,75% anual. Luce muy elevada, pero aceleró su baja luego de que la entidad terminó de pagar las deudas que le dejó la anterior administración del dólar futuro, levantó el embargo comercial y el cepo al dólar. Por otro lado, este mismo gobierno había colocado la tasa en el 38% anual, y ya la bajó el 9,25% anual.
2 Brasil muestra una recuperación muy rápida y esto alienta expectativas positivas para 2017. La bolsa paulista sigue a la suba: pasó de 37.000 a 57.000 puntos. El real se apreció, de 4,50 por dólar a 3,23.
3 La tasa a escala mundial sigue muy baja. Esto alienta la posibilidad de que el país, las provincias y el sector privado se sigan financiando en los mercados mundiales.
Por el lado negativo, tenemos:
1 El blanqueo no arranca, no hay cola para acogerse. Al mundo empresario le parece caro.
2 El déficit fiscal sigue siendo muy elevado. Si bien se nota una desaceleración en el crecimiento, el pago de las sentencias judiciales a los jubilados podría espiralizarlo a la suba.
3 Hay una batería de indicadores negativos. Ligados a ventas menores que la inflación, caída de la confianza del consumidor, los problemas de tarifas, la baja en la actividad económica y el mayor desempleo.
La única verdad es la realidad, y habría que resaltar algunos puntos.
El gobierno procederá a bajar la inflación. El efecto combinado de mayor recesión, y una fuerte desaceleración en la emisión de moneda, llevará a tasas de inflación mucho más bajas. Sin embargo, en 2017 seguirá en torno del 20% al 24% anual, dado el alto déficit fiscal.
El BCRA colocará la tasa de interés un 3% por encima de la inflación esperada. En este escenario, es lógica una tasa en el 25% anual para marzo de 2017, como lo declaró Marcos Peña en su vista al Congreso.
El gobierno sólo puede hacer crecer la economía si llegan inversiones. En 2008 las inversiones crecían a una tasa del 20% del PBI, el consumo privado saltó a niveles del 8% anual, el PBI crecía el 4% anual. En el año 2011 la tasa de inversión creció el 15%, el consumo privado el 5%, y el PBI el 3% anual. Si el gobierno logra atraer inversiones, esto hará que el consumo crezca e iniciemos un circulo virtuoso en la economía.
Por el momento, están dadas todas las condiciones para que el mundo venga a invertir en Argentina, tenemos un gobierno con buena imagen mundial y la tasa está por el piso. Por otro lado, los argentinos tienen un blanqueo muy flexible para ingresar capitales, y apoyar al nuevo gobierno.
Hasta ahora, las inversiones del exterior no llegan al 1% del PBI, y los empresarios argentinos miran para otro lado a la hora de invertir. Si de cara al año 2017 no hay inversiones directas, externas o internas por u$s 45.000/60.000 millones, el consumo interno no moverá el amperímetro, ya que crecería menos del 3% anual. Todo esto seguirá tranquilo, hasta que el mercado vea si las inversiones genuinas llegan al país o se quedan en Brasil. Si el blanqueo es un éxito o un fracaso, el gobierno estará recalculando el rumbo económico y sus alianzas políticas locales e internacionales.