Uno de los mitos que hay que desterrar es que es necesario hervir el agua para hacer el té. En absoluto, ya que el agua tan caliente es indigesta. Algunos tés se deben hacer con agua por debajo de los 85 grados y otros, como el té negro, con agua a 90 grados.
El más sedante es el té verde porque posee un nutriente que no lo tienen ni el café, ni el mate. Se trata de la L-teanina, que es un sedante natural. "Obviamente, no es que te tomás una taza de té verde y vas a estar más relajado, pero si a lo largo de un mes incorporás la costumbre de ingerir dos veces por día esta bebida, vas a encontrar resultados inesperados", señaló el especialista.
Además, el té verde también inhibe el apetito, por eso muchos nutricionistas lo incluyen en las dietas. Por otro lado ayuda a regular la ansiedad.
En sus distintas variedades, el té tiene un dosaje mucho menor de estimulantes que el café o el mate. "Pero ¡ojo! porque el té puede resultar estimulante según cómo lo prepares. Si dejás el saquito en la taza apenas un minuto, vas a beber cafeína pura, porque los compuestos que otorgan sequedad o amargor empiezan a liberarse en el agua a partir de pasado el minuto sumergido", aclaró Morlachetti.
Otro mito que desactivó el experto fue el de pensar que porque el color sea más oscuro el té es más fuerte. Es todo lo contrario.
En cuanto al Oolong, es el té más digestivo de todos. Por ser bastante amargo estimula el metabolismo hepático y hace que funcione mejor el hígado, de allí que sea el más recomendado para después de comer.
En ninguno de los casos cambian los resultados si al té se lo endulza con azúcar, edulcorante o se le agrega algún jugo de fruta natural. Por ejemplo, el limón le quita lo amargo.
¿Está de moda?
Morlachetti no se atrevió a afirmar que beber té se haya puesto de moda, pero la realidad es que hoy en Rosario se pueden ver salones exclusivos para ir a tomar el té, servicios para eventos preparados sobre la base del té (y sus distintos acompañamientos) y también han surgido comercios donde se venden las diferentes variedades, incluso importadas.
El sector de la gastronomía también incorporó el té como nunca antes. Ya no es raro que en pastelería se cocinen cremas y tortas de té, o el helado de té. También hay bares y coctelerías que empezaron a incorporar la opción de diversos tés y cócteles a base de esta hierba y de yerba mate.
"Cambió el mundo de los sabores agregados. Ahora podés comprar un té común saborizado con jazmín, chocolate... al que no le gustaba el té clásico ahora encuentra nuevas opciones", apuntó Morlachetti.
Junto con esto, se sumó el interés por esta bebida dados sus múltiples beneficios, y por ser natural.
Mucho gusto
El té blanco, por ejemplo, es menos estimulante y resulta ideal para quienes prefieren una bebida no tan seca ni tan amarga. Es el más "distinto" de todos. Para quien desea un té estimulante y prefiere ese brebaje antes que un café, la alternativa es el llamado Pu-erh, más conocido como té rojo. Se hace en una región de China. Se trata de una infusión corta de 30 segundos, y posee más poder que el café o el mate, por eso hay que tener cuidado. La cualidad es que se vende comprimido, como una torta que se disuelve en el agua.
Para lo salado
En el salón de su escuela de té, Morlachetti contó que la mejor forma de tomarlo es con comidas saladas. Algo desconcertante ya que para muchos esta bebida es ideal para acompañar tortas y dulces.
Según el experto, el té "queda espectacular con la sandwichería, con tablas de quesos y platos salados, porque justamente el sabor salado no satura las papilas gustativas, al contrario, realza lo que comemos. Si tomás té en una picada —continuó— te das cuenta de que el té produce un efecto de sequedad en la boca y hace que el tenor graso del queso, el jamón crudo o el salame se vaya de la boca, es como si la limpiara". Para estas comidas lo mejor es el té negro o verde, que logran un buen maridaje y un paladar más equilibrado.
En cambio, destacó que las cosas dulces "deprimen" el apetito y ahí el té no cumple su función.
El tipo de recipiente en el que se bebe también condiciona el sabor. "No es lo mismo tomar en una taza de porcelana que en un vaso de plástico", acotó.
Para este hombre apasionado del té, Argentina no cuenta con un ceremonial propio como sí ocurre en China o en Japón, o en Corrientes donde por ejemplo el té se sirve de determinada manera: tibio y acompañado de chipá con anís.
¿Boldo o manzanilla?
Morlachetti derribó otro preconcepto. Manzanilla, boldo, romero o tilo "no son tés sino infusiones". No vienen de la Camellia sinensis, sino de otras plantas.
Por eso en las cajas de estos productos nunca dice "té" por más que el común de la gente así los llame. "La industria es muy estricta en esto", aclaró, y animó a leer bien los paquetes del súper antes de comprar.
¿Mejor en hebras?
El té en saquitos (hecho en forma industrial) está más triturado que la hebra, que conserva la hoja más entera. El experto señaló que no es mejor ni uno ni otro. Eso sí, tienen diferencias. El saquito es más higiénico pero como está más triturado, en el proceso pierde sabor, amargor y astringencia, lo cual lo hace más "amable".
En cambio la hebra posee más olor y su sabor es más fuerte y amargo. La realidad es que ¡hay para todos los gustos!
Una última cuestión... ¿tiñe los dientes de amarillo? "Sí ¡eso es cierto!", confesó sin pudor y casi con orgullo Morlachetti.
Expertos universitarios
Por primera vez quienes realicen cursos en la Escuela Argentina de Té de Rosario podrán tener una diplomatura universitaria gracias a un convenio que firmaron ambas entidades recientemente. Ahora no sólo harán un curso, sino que se podrá acceder al título de Sommerlier de té, según explicaron los directores Liliana Venerucci y Diego Morlachetti.
A su vez, Morlachetti fue invitado por los organismos argentinos especializados en té, a brindar una capacitación a la ciudad de Darjeeling (cuna del té que lleva ese nombre), en la India, a un grupo de especialistas de habla hispana. Durante dos días, además de la capacitación, compartirán la experiencia de cultivar el té con los agricultores.
El interés crece y según las estadísticas Argentina es el segundo país de Latinoamérica en cuanto al consumo de té. El primero es Chile, donde se bebe al menos un té por persona por día.
De hecho, en el país vecino nació la costumbre de tomar un té negro con pan tostado a la tardecita que para muchos era la cena. Luego se expandió a toda la sociedad, y hoy a las 18.30, cuando la gente llega a su casa, toma un té negro con pan tostado, sin manteca ni mermelada, por cierto toda una exquisitez.
Para el verano
Más que las bebidas edulcoradas o gaseosas, para el verano puede resultar muy refrescante preparar un ice tea, o té helado. Lo mejor es hacerlo en casa. Aquí la receta:
Para un litro de ice tea
• Colocar agua natural, de la canilla en una jarra de un litro.
• Atar 10 saquitos de té por litro.
• Sumergirlos en la jarra con agua.
• Dejarlo entre 4 y 6 horas en la heladera.
• Retirarlo y sacarle el atado de saquitos.
Ya está listo para consumir. Se le puede agregar azúcar, una fruta recién exprimida y hielo también.
Es un gran refresco, que quita la sed, y se puede servir en una reunión o llevar a la pileta o al río.