Aunque el contagio por VIH viene in crescendo desde hace una década entre los varones de 15 a 24 años, la mortalidad por sida golpea más a los adultos mayores de 50 e incluso de 60, básicamente por diagnósticos tardíos y falta de tratamiento. La buena noticia es que en Rosario, así como a nivel mundial donde existen políticas sanitarias específicas, en las últimas dos décadas las muertes se redujeron a una tercera parte: si en 1996 fallecían por esa causa al año en la ciudad unas 120 personas, hoy la cifra llega a 40.
Otros dos grupos con riesgos de mortalidad son los que integran las personas con consumos problemáticos de alcohol y otras drogas, y quienes están privados de su libertad en forma recurrente, ya que en prisión reciben tratamiento antirretroviral, pero al salir suelen discontinuarlo. En el marco del Día Mundial de Acción ante el Sida, que se conmemora mañana, se habilitarán múltiples puntos de detección del virus en la ciudad (ver infografía).
Una nota publicada hace diez días por este diario dio cuenta de que entre el 2006 y el 2013 la tasa de prevalencia del sida entre los varones de 15 a 24 años se duplicó: pasó de 10 a 20 por cada cien mil habitantes. Una suba en los contagios que se atribuye a que los más jóvenes, por haber crecido cuando el sida ya tenía tratamiento, comenzaron a descuidarse en sus relaciones sexuales.
Ese panorama, más el hecho de que a nivel país se registren sostenidamente unas 1.400 muertes por VIH al año, fueron interpretados como una "mala noticia" por el coordinador de la Sociedad Argentina Interdisciplinaria de Sida, Sergio Luppo.
Aun así, para el director del Programa Municipal de Sida (Promusida), Damián Lavarello, "si bien hay muchos nuevos contagios entre los varones jóvenes (sobre todo gays), también se ve que se testean mucho y sostienen rigurosamente sus tratamientos".
Por eso no se trata de un grupo golpeado por la mortalidad, que en cambio sí se enseñorea con otros sectores. De hecho, de las 40 muertes al año que el sida causa en Rosario, la mayoría corresponde a adultos mayores que no llegaron a un diagnóstico temprano.
"Ni a ellos, ni muchas veces a sus propios médicos, se les ocurre hacer el test", recordó Lavarello. Otros casos son los de gente atravesada por problemáticas personales como consumo de alcohol y estupefacientes, y algunos sectores de población carcelaria reincidente, que mientras está en prisión se apega al tratamiento y al salir lo suspende, una y otra vez.
De todos modos, las víctimas fatales de sida por año suman hoy unas 40 en Rosario, cuando en 1996 llegaban al triple, 120. La baja de esa mortalidad, analizó Lavarello, "no es producto de la casualidad, sino crédito de determinadas políticas sanitarias nacionales y locales que se sostienen en el tiempo".
Esa capacidad de respuesta incluye dispositivos de información, prevención, distribución, detección, medicación y llamado a licitaciones, entre otros.
Y si bien esa tarea se despliega a diario, mañana cobrará mayor visibilidad en el marco del Día Mundial de Acción ante el Sida.
Las habrá "rápidas", con entrega inmediata de resultados, y también otras pruebas conjuntas de VIH con sífilis, hepatitis B y hepatitis C, todas enfermedades "asintomáticas", en cuyo caso los informes se extenderán a las 72 horas.
Lavarello destacó esa "oportunidad", ya que mientras que el 60 o 70 por ciento de los infectados de VIH tiene diagnóstico, en el caso de la hepatitis C el índice llega apenas a un 10 por ciento y en cuanto al sífilis, viene "creciendo", con graves riesgos por la transmisión madre-hijo.
El médico se encargó de destacar que todas esas enfermedades, una vez diagnosticadas, tienen tratamientos "supresivos o curativos", de allí que sea clave su detección. "Vamos a promover el testeo de todas", adelantó Lavarello.
Cuadro de situación. En Santa Fe viven hoy con el virus de VIH unas 12 mil personas, 6 mil de ellas en Rosario. Entre el 60 y el 70 por ciento de los infectados ya fue diagnosticado y tiene acceso a la medicación antirretroviral, por lo que sólo en la ciudad sigue habiendo otros dos mil que ignoran su condición y carecen de tratamiento.
En cuanto a la transmisión madre-hijo, en Rosario no se registraron casos durante los últimos años gracias a que en las maternidades y centros de salud se solicitan pruebas a todas las embarazadas y sus parejas.
En caso de test positivo, los equipos acompañan a la futura madre para que llegue al parto o cesárea en las mejores condiciones posibles para evitar que el virus pase al bebé y se la asesora para que no amamante. También trabajan para evitar la transmisión asociada a la lactancia.