La Aduana argentina a través del Banco Ciudad de Buenos Aires, está rematando elementos de las características más diversas, que estaban desde hace diez años almacenados en contenedores. En uno de ellos había numerosas sillas de ruedas, las que no serán rematadas sino donadas; una decisión que me parece muy acertada. Cuando hay personas que claman por los medios, que un alma caritativa les done o preste una silla de ruedas, resulta que hace un decenio que gran cantidad de esas útiles sillas están desperdiciadas en un contenedor del puerto capitalino. El que no se hayan retirado de la Aduana tantos objetos, obedece a cuestiones varias como económicas, jurídicas o burocráticas. Me parece bien que la Aduana mande a subastar artículos no retirados, pero no debe ser posible que esa determinación demore diez años, cualquiera sea el gobierno instalado en el país. Hay embarques de valiosos medicamentos y material médico que tienen su tiempo de vencimiento; por eso creo que la espera para que sean retirados los elementos llegados a los puertos nacionales, no debería exceder los tres meses. Se trata de una actitud ágil y solidaria que es imprescindible adoptar.