Con la pérdida de poder adquisitivo de la mayoría de la población, uno de los rubros más perjudicados es el de artículos para el hogar. La baja del consumo en el primer semestre encendió luces amarillas en toda la cadena, desde la producción hasta la comercialización.
Las ventas cayeron entre el 10 y el 20 por ciento, estimó Hernán Calatayud, presidente de la Cámara de Comerciantes de Electrodomésticos de Rosario.
Los productos más afectados son los de gama media-alta. Por ejemplo, los consumidores optan por una heladera con freezer antes que por una no frost. Sin embargo, aunque reconoció una desaceleración, aseguró que no están "destruidos".
Uno de los principales desafíos del sector es afrontar los costos fijos. Es que con el auge del consumo de los últimos cinco años se crearon puestos de trabajo que cuesta sostener en época de bolsillos flacos.
"Quien creció en estructura en estos años, hoy le sobra", afirmó Calatayud. Esta situación se verifica sobre todo en las grandes cadenas, que ampliaron su dotación de personal. En cambio, los comercios tradicionales operan con plantillas más reducidas, y debido a la calificación de sus empleados buscan reducir al mínimo los despidos.
La tensión en el empleo también atraviesa al primer eslabón de la cadena. La retracción en el consumo, la apertura de importaciones y los tarifazos pegaron fuerte en la industria local: Gafa suspendió a 360 trabajadores por noventa días, Bambi hizo lo propio con otros 500. En ese lapso, los obreros cobrarán el 90% de su sueldo.
"La preocupación es qué va a pasar en 90 días si el mercado no cambia", planteó Antonio Donnello, secretario general de la UOM Rosario, y añadió: "Son luces amarillas, esperemos que no se pongan rojas".
Horizonte
Comerciantes y gremialistas avizoran un segundo semestre tibio. Paradójicamente, si la economía sigue fría el mundo del trabajo puede recalentarse.
"Las expectativas que se tienen son una meseta baja. Si sube, va a hacerlo lentamente", adelantó Calatayud, quien se manifestó a favor de un crecimiento más suave, pero consolidado. "Se venía con un ritmo de producción con el que sobraba mercadería y por eso las ofertas que se vieron; que la gente aproveche ahora porque el exceso se termina", aconsejó.
Cuando ese stock se agote se producirán nuevos artículos, que tendrán incorporados los nuevos costos. Si los márgenes de rentabilidad del empresariado local se vuelven más estrechos por la escasez de ventas y las importaciones, calculó Donnello, hay "seis mil puestos de trabajo en riesgo".
En este sentido, advirtió que si el gobierno nacional no modifica su política industrial y comercial en noviembre y diciembre habrá "serios problemas en Rosario, no sólo por la industria metalúrgica, sino por un montón de sectores. Y adelantó: "si no hace eso saldremos a la calle, porque no vamos a permitir que pase lo que pasó en 2001".