Entre otros temas para debatir que se desprenden del estudio de opinión pública, el dirigente de Sadop Rosario, Martín Lucero Lucero considera que "se habla ligeramente de «violencia escolar»", sin discutir dónde empieza y termina la misma.
Entre otros temas para debatir que se desprenden del estudio de opinión pública, el dirigente de Sadop Rosario, Martín Lucero Lucero considera que "se habla ligeramente de «violencia escolar»", sin discutir dónde empieza y termina la misma.
"Si nosotros aceptamos que existe la «violencia escolar», de alguna manera aceptamos que la respuesta tiene que ser de la escuela, en cambio si decimos que son hechos de violencia que se dan en la escuela, la problemática es más general" y se amplía sobre la necesidad de pensar y reflexionar acerca de esta problemática desde distintas perspectivas, y asumiéndola en la complejidad que representa.
¿Cómo hacerle frente a estas situaciones? ¿Dónde y cómo encontrar las respuestas? Lucero ve la salida en el trabajo interdisciplinario, "es lo básico", dice en referencia a la necesaria intervención y asesoramiento de distintos profesionales.
Socioducativos.Consultado sobre el rol que juegan los Equipos Socioeducativos que funcionan en la provincia para atender este tipo de problemas, señala que no son suficientes, que no alcanzan a cubrir la demanda, por más voluntad que pongan sus integrantes. Propone entonces también pensar en alternativas superadoras y preventivas al decir que "una respuesta tardía es una no respuesta".
Considera que cuando se deposita la solución "en las rondas de convivencia" que impulsa el Ministerio de Educación como estrategia para tratar hechos complejos o propuestas similares lo que se hace es "poner en la cabeza del maestro" una preocupación que debe ser tratada desde distintos lugares. Y esto representa de alguna manera volver a la idea del "maestro multifunción", es decir aquel que enseña, que hace de enfermero, de psicólogo, etcétera.
Por eso insiste con la idea de que ni el docente ni la escuela pueden solos, ni tampoco han sido necesariamente preparados para hacerles frente a problemas de tamaña complejidad como son las agresiones extremas, acosos y maltratos. "Hay que hacer una gran tarea preventiva, pero para eso tenemos que poner la violencia sobre la mesa como un problema que debemos trabajar desde distintos lugares", concluye.