El Tribunal Supremo de Brasil detuvo una crisis institucional y conflicto de poderes que amenazaba la frágil estabilidad del país. Ayer votó por seis miembros contra tres por mantener en su cargo al presidente del Senado, Renan Calheiros. Uno de sus jueces, en un fallo preliminar, había ordenado suspenderlo, pero el Senado había desconocido el fallo y mantenido a Calheiros en su cargo. La sentencia definitiva ratifica a Calheiros, pero lo aparta de la línea de sucesión presidencial.
Seis magistrados del Supremo votaron porque Calheiros, acusado de haber desviado fondos públicos, siga en el cargo, mientras que dos apoyaron al juez Marco Aurélio Mello, quien emitió el lunes la orden preliminar de suspensión.
El martes, la directiva del Senado rechazó la medida de Mello y señaló que esperaría hasta el dictamen del pleno del Tribunal para acatar una eventual suspensión. La negativa fue un desafío abierto del Poder Legislativo al Poder Judicial. Abrió un claro conflicto de poderes. Un juez del Supremo, Luis Roberto Barroso, incluso habló de "golpe de Estado".
Ayer, finalmente, bajó el voltaje."El Senado recibe con humildad y aplaude la decisión del Supremo Tribunal", señaló Calheiros en un comunicado "La confianza en la Justicia brasileña y en la separación de poderes continúa intacta", agregó. El juez Mello argumentaba que Calheiros, un aliado estrecho del presidente Michel Temer y de su mismo partido, no podía seguir al frente del Senado mientras es investigado por peculado, ya que figura en la línea de sucesión de la presidencia en tanto presidente del Senado. En la votación de ayer, de seis contra tres votos, el Tribunal Supremo decidió excluir a Calheiros de la sucesión presidencial para el caso de que Temer tenga que dejar el cargo. Normalmente, cuando viaja al exterior, Temer delega el mando en el titular de la Cámara de Diputados, el también oficialista Rodrigo Maia.
Calheiros, como Temer del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), está acusado de haber desviado fondos públicos en 2005 para pagar la manutención de una hija. Su posible suspensión generó nerviosismo en el gobierno. Como directo aliado de Temer, Calheiros permitió el juicio político que condujo a la destitución de la ex presidenta Dilma Rousseff en agosto y es uno de los apoyos claves del gobierno en el Legislativo. Se temía que el vicepresidente del Senado, el compañero de partido de Rousseff Jorge Viana, suspendiera la agenda legislativa del gobierno en caso de asumir la presidencia interina de la Cámara si la suspensión de Calheiros avanzaba. Una nueva crisis político-institucional hubiera resultado fatal para Brasil, que trata de recuperar su economía de una profunda recesión iniciada en 2015.
El Senado debe votar dentro de unos días una reforma constitucional propuesta por Temer para poner un límite al gasto público, una de las iniciativas del presidente para hacer frente a la crisis económica, ya aprobada en la Cámara baja.
La reciente crisis institucional tiene lugar en medio de una ola de protestas contra la desacreditada clase política brasileña y a favor de la operación judicial "Lava Jato", que investiga la corrupción política en la estatal Petrobras. Unos 60 políticos están siendo investigados, entre ellos el ex presidente Lula da Silva y numeros miembros de su partido PT.
El 2016 estuvo marcado por fuertes turbulencias políticas, en medio de una dura crisis económica. En pocos meses fueron destituidos la jefa de Estado (Dilma Rousseff, acusada de manipular los presupuestos públicos), así como el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que afronta ahora un juicio por corrupción en el marco del "Lava Jato".