A los 79 minutos Coudet hizo justicia con Marco Ruben y lo sacó de la cancha para que ingresara Giovani Lo Celso. La cancha se vino abajo. El capitán auriazul se sacó la cinta, alzó los brazos en señal de agradecimiento y caminó lentamente hacia la línea de cal aplaudiendo al público por su aporte a la causa.
Ruben es uno de los goleadores de esta Copa Libertadores con 7 tantos, pero fundamentalmente el factor decisivo para la holgada clasificación canalla a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Marcó 3 de los 4 goles de la serie y hasta el aporte de Donatti, anoche de cabeza, había marcado todos los tantos de la eliminatoria.
El más valioso, seguramente, fue el que marcó en el Arena do Gremio, el del 1 a 0, el que le permitió al equipo canalla afrontar la revancha con la ventaja con la que arrancó anoche.
Marco le hizo tres a River de Montevideo en el Gigante cuando Central se impuso 4 a 1 y uno a Palmeiras en el 3 a 3 en Arroyito.
Pero más allá de los goles, si es que puede ponerse algo por delante del momento extremo que tiene un partido de fútbol, es el alma de un equipo que siente horrores su ausencia, como sucedió en el segundo tiempo en Porto Alegre por ejemplo, cuando debió salir por una contractura, de la que se lo vio entero.
Pero además, y fundamentalmente, obliga a los rivales a armar toda una ingeniería para protegerse de un goleador que se transformó en implacable desde que volvió a Rosario Central.
Y no le hace falta estar adentro del área para generar peligro. Cuando se tira unos metros atrás y
recibe de espaldas, suele encontrar la asistencia más adecuada para la trepada por los costados de los laterales y los carrileros auriazules. Para cuando llegue el centro, él ya estará en el área para intentar la definición.
Defensivamente, los rivales se estructuran a partir de Ruben y eso no es ninguna novedad, pero su capacidad para desmarcarse muchas veces los pone en ridículo, como si no conocieran sus condiciones. Eso ocurrió, por ejemplo, en el primer gol de anoche en el amanecer del partido, cuando Walter Montoya esperó inteligentemente que se filtrara entre los zagueros de Gremio para meter su centro, que tomó en el aire de zurda, casi pasado, para vencer la débil resistencia del sorprendido arquero Grohe.
El capitán auriazul tiene 7 goles en esta Copa Libertadores, uno menos que Jonatan Calleri (del San Pablo del Patón Edgardo Bauza), el goleador de la competencia. Y ayer su aporte volvió a ser decisivo como en el encuentro de ida. Tanto que el técnico hasta tuvo tiempo de brindarle un homenaje en complicidad con el público.
Rosario Central se ilusiona con su continuidad en la Copa Libertadores y sostiene su principal esperanza en la capacidad futbolística y goleadora de su máxima estrella. Sí: Marco Ruben.