Hace algunos meses pronostiqué que Twitter sería el próximo gran fracaso de internet. Me equivoqué estrepitosamente: el microblogging no para de crecer y ya es un servicio “indispensable” entre los blogueros argentinos.
Por Hernán Maglione
Hace algunos meses pronostiqué que Twitter sería el próximo gran fracaso de internet. Me equivoqué estrepitosamente: el microblogging no para de crecer y ya es un servicio “indispensable” entre los blogueros argentinos.
Empecemos por el principio. Twitter es una red social que permite subir pequeños mensajes de texto bajo el lema “¿What are you doing?” (¿qué estás haciendo?). ¿El resultado? Miles de mensajes del estilo “Voy a empezar a ver la última temporada de Lost”, “Hoy me crucé con Esteban”, “Tengo hambre pero no quiero cocinar” o “¡Me voy de vacaciones!”. A primera vista no tiene mucho sentido, pero si tanta gente lo usa...
Me conforma saber que no soy el primero ni el último en profetizar fracasos que nunca se concretan. Ken Olson, presidente y fundador de Digital Equipment, aseguró en 1977 que “no existe razón alguna para que la gente quiera tener una computadora en su casa”. Incluso el mismísimo Bill Gates vaticinó que el problema del correo electrónico no deseado se resolvería en dos años. Lo dijo en 2004. Hoy se calcula que más del 90 por ciento del mail enviado es spam. Y todo aquel que conoce aquella desafortunada cita de Gates lo insulta en voz alta cada vez que encuentra su casilla inundada de correo con ofertas del tipo "penis enlargement".
Así como por estos días se habla de la pronta muerte del diario papel y hasta de la web (hay quienes aseguran que tarde o temprano se colapsará a sí misma o que sufrirá ataques de ciberterrorismo), durante los primeros años de internet se escuchaba una y otra vez a quienes lamentaban la segura desaparición del libro impreso. Al menos hubiese sido una buena noticia ante la tala indiscriminada, y quizás hoy Gualeguaychú y Fray Bentos no serían noticia todos los días.
Sin mencionar que también se inscribía en la lista de futuros fracasos, en un principio Wikipedia me producía cierta desconfianza. Se trata de una web colaborativa (wiki) fundada en 2001 por Jimmy Wales y Larry Sanger, quienes confiaron en que los usuarios de internet serían capaces de escribir una enciclopedia online, cada uno aportando su granito de arena. Wikipedia fue menospreciada, bastardeada y hasta vandalizada. Quizás haya sido todo esto lo que hizo aflorar la dignidad y el amor propio de los ciberusuarios, que lograron una enciclopedia que tiene un promedio de tan sólo cuatro errores por cada artículo, de acuerdo con una investigación de la revista Nature realizada sobre cincuenta páginas de Wikipedia sobre ciencia. Nada mal, teniendo en cuenta que la enciclopedia Británica tendría tres errores por artículo, según la misma investigación.
Wikipedia es corregida y completada constantemente por los usuarios, pero no es la única ventaja por sobre las enciclopedias en papel: tiene además la posibilidad de seguir el día a día, actualizarse a ritmo vertiginoso. Allí están, por ejemplo, la reunión de Led Zeppelin, el fallecimiento de Víctor Sueiro, las precandidaturas presidenciales chilenas para 2009 y los alcances de la tormenta subtropical Olga, que hace apenas unos días aterrorizó a los dominicanos.
Hasta el omnipresente Google se puso celoso y ya está desarrollando Knol, una enciclopedia
online que tendrá sólo artículos “de autor”, es decir, cientos de personalidades
mundiales podrán escribir (y firmar) artículos sobre el tema en el que se especializan.
Wikipedia se puede consultar en más de 250 idiomas, que suman unos nueve millones de
artículos. La versión en inglés ya superó los dos millones de páginas y el sitio
en español
cuenta con más de 310.000 artículos. Pero no hay números que valgan: siempre habrá alguien que
afirme que encontró un error en Wikipedia. La pregunta entonces será: ¿y por qué no lo corregiste?