¿Cómo hacerse escuchar entre el ruido? Ese es el interrogante que hoy serpentea en el peronismo santafesino, que empieza a debatirse entre algo que no termina de morir y algo que no termina de nacer. Hasta ahora, y pese a la renovación de autoridades, en la conducción del PJ provincial el peso del kirchnerismo se hace notar, aunque la mayoría esté pensando en otro horizonte.
La única figura que se recorta con chances de volver a hacer del peronismo un espacio competitivo es Omar Perotti, por dos razones pulimentadas: perdió los comicios a gobernador por poco más de 20 mil votos y, además, surfeó los 12 años de kirchnerismo —pese a jugar siempre con el Frente para la Victoria— sin ser adjetivado como kirchnerista o antikirchnerista, sino todo lo contrario. Pero Perotti tiene mandato como senador nacional y no será postulante en el turno de 2017.
Sacando pecho. Aunque no será su rival en el próximo mojón electoral, el único que sale a hacerle frente al escurridizo dirigente rafaelino, con la táctica de partir el escenario en dos, es Agustín Rossi, con prosapia, manual y perfume kirchnerista. "Esto es entre Perotti y todo lo que representa el kirchnerismo, y voy a intentar unificar a todos los que reconocen el liderazgo de Cristina", espolea el ex ministro de Defensa, quien será candidato a diputado nacional.
No está descartado que Rossi busque jugar su carta por afuera del PJ. Lo condiciona a la existencia de garantías para una competencia interna, en la que se utilice el sistema D'Hondt adentro del partido para la distribución de bancas.
El actual diputado del Parlasur alinea a Perotti con Mauricio Macri, con los fondos buitre e imagina una interna contra "los que estén de acuerdo con ser cola de ratón del macrismo Además, responsabiliza al senador por el desplazamiento de Oscar Madoery como rector de la Universidad Nacional de Rafaela.
Curioso duelo dialéctico, cuando algunos sectores del sindicalismo y el diputado provincial Luis Rubeo denuncian que hubo una rosca entre el senador y Rossi para armar la actual cúpula partidaria. Así está el peronismo de mixturado, con una lógica formal de unidad, pero que se rompe con sólo bucear en sus interiores.
En el palo ultrakirchnerista ya no se para el Movimiento Evita, núcleo fundante del Frente para la Victoria. En Santa Fe, el Evita está buscando una política más abarcativa, de acuerdo a lo que también sucede nacionalmente, o como consecuencia de ello. "No descartamos una lista de unidad a diputado nacional por adentro del PJ. Cristina ya no nos conduce", dice una referencia santafesina, anticipando el giro del movimiento.
En ese vector, vocean que Rossi y La Cámpora irán "por adentro o por afuera" pero unificando posiciones, pese a que entre La Corriente y la agrupación que en Santa Fe encabeza Marcos Cleri siempre hubo alguna grieta, que hoy parece cerrarse por la necesidad que exigen los nuevos tiempos. Los encuentra, luego de 12 años, fuera del poder.
Desde La Cámpora creen que no es momento de plantar nombres de candidatos y no descartan que el PJ vaya unido. Barruntan allí que sin Perotti como postulante en 2017 no hay nombres propios extendidos territorialmente y que eso obliga al peronismo a buscar un camino en común.
"Por algo al Movimiento Evita casi lo dejan afuera de la lista de unidad. Ellos, con el argumento de la unidad del PJ, nos quieren dejar afuera a nosotros, pero afuera de Rosario no tienen peso", se escuchó en los pasillos camporistas.
Cualquier estrategia que finalmente decidan unos y otros deberá coincidir con lo que piensen los senadores, hoy por hoy el único grupo de poder interno que tiene el justicialismo. Allí, en medio de la dispersión, floreció el nombre de Ricardo Olivera como presidente del partido. Olivera, tres veces senador y ex diputado provincial, tiene la responsabilidad de mantener vigente el sello y evitar fugas.
"Cualquier proceso que quiera tener al peronismo como protagonista debe empezar desde abajo hacia arriba, con los presidentes comunales y los intendentes", dice el dirigente de San Justo, quien asegura no asustarse por la posibilidad de ir a internas a diputado. Por ahora, Olivera trata de unificar posiciones respecto de la reforma constitucional que propone Miguel Lifschitz: "En el PJ todos estamos medianamente de acuerdo".
El "amigo" socialista. Esos escenarios escarpados, tuvieron un nuevo barquinazo con la publicación de dichos del senador Armando Traferri sobre la posibilidad de un acuerdo con el socialismo. Ahora, el legislador se ríe de eso, pero reafirma que "respecto a la concepción del Estado" el peronismo se encuentra más cerca del socialismo que del PRO. "Aclaro que no hablo de ir hacia una alianza electoral con Lifschitz", despeja el sanlorencino.
Por lo pronto, el gobernador, siempre en silencio, se reúne con presidentes comunales del PJ y les abre un paraguas por si el mapa electoral santafesino toma algún rumbo no previsto. "Lifschitz y el Frente Renovador buscan habilitar la temporada de caza de intendentes nuestros. Aprovechan que no tenemos una referencia sólida para 2017. Rossi es el único que anda por los departamentos armando en el barro. Perotti estará arriba de la tabla de surf hasta 2019", graficó anoche una de las voces más chirriantes del peronismo santafesino no kirchnerista.
¿Y María Eugenia Bielsa? La arquitecta mantuvo reuniones con algunos dirigentes sindicales y territoriales, poniéndose al tanto del estado de situación. Ante la ausencia de primeras figuras para la grilla de 2017, Bielsa atraería todos los focos. "Está entusiasmada, pero con ella nunca se sabe", repiquetean alrededor.
Así de laberíntico, confuso y de pronóstico reservado es el panorama interno en el peronismo. Con dos intérpretes conocidos (Perotti y Rossi), pero también con demasiados ruidos y ruiditos que le quitan espesor.