El Papa Francisco denunció, al día siguiente del ataque islamista contra una iglesia de Francia, que "no tenemos miedo de decir esta verdad: el mundo está en guerra, porque ha perdido la paz". El Papa matizó de inmediato, al agregar que "todas las religiones quieren la paz". Lo hizo en diálogo con los periodistas a bordo del avión que lo llevó a Polonia. El pontífice argentino pareció buscar un punto de equilibrio entre la denuncia de la barbarie terrorista islámista, que por primera vez atacó en Francia a una iglesia católica y le costó la vida a un sacerdote, y su línea ecumenista, de diálogo con las otras grandes religiones monoteístas.
"No tenemos miedo de decir esta verdad: el mundo está en guerra, porque ha perdido la paz.Cuando hablo de guerra hablo de guerra en serio, no de guerra de religiones", dijo Francisco en el viaje desde Roma. "Guerra de intereses, guerra por el dinero, por los recursos de la naturaleza, por el dominio de los pueblos. Estos son los motivos. Todas las religiones quieren la paz, las guerras las quieren otros", sostuvo el pontífice, tras saludar a los medios y condenar el asesinato cometido el martes en Francia de un sacerdote por mano de dos jóvenes islamistas. "Decimos hace tiempo que el mundo está en una guerra en partes. Después de la del 14, de la del 45, ahora esta, que quizás no es tan orgánica, pero sí organizada", aseveró. Pero acto seguido el Papa recordó al anciano sacerdote asesinado por dos jóvenes islamistas en Francia, el padre Jacques Hamel, de 85 años: "Este santo sacerdote que ha muerto justo en el momento en que rezaba es uno, pero ¡cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños! Pensemos en Nigeria, por ejemplo...«Ah, pero esa es Africa». Es una guerra". Se refirió así tácitamente a la agresión que sufren los cristianos de Nigeria, perseguidos y aniquilados por el grupo terrorista islámico Boko Haram. Una manera de señalar que, si no hay guerra de religión, sí existe una agresión sistemática contra los cristianos y que casi siempre proviene de islamistas radicalizados.
Inmigración. Sobre la inmigración en Europa, Francisco también tuvo mucho que decir. En el primer discurso de los diez que dará durante su visita, pidió "solidaridad" para gestionar la ola inmigratoria que arriba a Europa. El gobierno polaco, conservador, nacionalista EM_DASHy muy católicoEM_DASH, es de los de línea más dura de Europa en materia migratoria. "Todas las actividades están implicadas: la economía, la relación con el medio ambiente y el modo mismo de gestionar el complejo fenómeno de la emigración", aseveró el Pontífice ante las autoridades polacas. Se "requiere un suplemento de sabiduría y misericordia para superar los temores y hacer el mayor bien posible", agregó frente al presidente Andrzej Duda, quien sostiene una política de fronteras cerradas para los inmigrantes. A la vez, Polonia registra una fuerte emigración hacia los países más ricos del oeste europeo. "Se han de identificar las causas de la emigración en Polonia, dando facilidades a los que desean regresar", pidió Francisco. "Al mismo tiempo, hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y del hambre; solidaridad con los que están privados de sus derechos fundamentales, incluido el de profesar libremente y con seguridad la propia fe", pidió Francisco, quien antes de abordar el vuelo que lo llevó a Polonia saludó en la residencia de Santa Marta a un grupo de 15 jóvenes migrantes.
En esa línea, pidió a las autoridades polacas que soliciten "colaboraciones y sinergias internacionales para encontrar soluciones a los conflictos y las guerras, que obligan a muchas personas a abandonar sus hogares y patria. Se trata, pues, de hacer todo lo posible por aliviar sus sufrimientos, sin cansarse de trabajar con inteligencia y continuidad por la justicia y la paz, dando testimonio con los hechos de los valores humanos y cristianos". En las últimas semanas, Polonia volvió a cargar contra la política que reclama el Papa. El año pasado Polonia rechazó los compromisos con la Unión Europea sobre acogida de inmigrantes. Polonia, República Checa, Eslovaquia y otros países del Este europeo y los Balcanes tienen una posición mucho más dura que Alemania, el principal destino de la ola de inmigrantes originada en Medio Oriente, en especial en Siria por la guerra civil que sufre. Polonia es tal vez el país más católico y conservador de la Unión Europea, lo que produce un cortocircuito entre el reclamo del Pontífice y la política inmigratoria de línea dura que aplica esta nación.