“Preservar el cerebro, educarlo, construir cloacas, que haya agua corriente y agua caliente son las cinco cosas que hacen falta para sacar al país adelante”, afirmó Abel Albino, el reconocido pediatra que creó Conin, una fundación que previene la desnutrición infantil y que hoy cuenta con setenta centros en el país y nueve en el extranjero, tres de ellos en África.
Los centros Conin de Argentina sacaron a 15 mil chicos de la desnutrición y recuperaron a 1.500 desnutridos graves, con cero de mortalidad, según las cifras que exhibe con orgullo Albino.
Este médico, cuya labor con los niños trascendió nuestras fronteras, estudiaba biología molecular en España cuando se dio cuenta de que su país “estaba en el pasado”, que mientras él estudiaba lo que vendría en el futuro aquí había chicos con hambre. Decidió volver y empeñar su vida para ayudar a los más pobres y sobre todo a los que sufrían debilidad mental por desnutrición, una lucha que se convirtió en su bandera.
En Chile se especializó con el doctor Fernando Monckeberg y llevó la experiencia a Mendoza donde creó el primer hospital para niños desnutridos del país. Innovó y creó centros de prevención de la desnutrición donde se trata a los chicos de 0 a 2 años junto con sus mamás para evitar que caigan en la “única debilidad mental que se puede prevenir: la desnutrición”, según explicó.
Este médico tiene habituales apariciones en los medios de comunicación y también se dedica a dar charlas. No teme decir lo que piensa porque lo fundamenta. Le gusta hablar de manera directa. Por eso, ante el caso reciente del niño que falleció en el Chaco y las múltiples declaraciones públicas que se hicieron al respecto Albino dijo estar sumamente “dolido”. Sobre cómo actuó el poder político dijo con fuerza: “No saben nada, no hacen nada”.
“El problema no es el hambre, el problema es la desnutrición de la que nadie habla”, subrayó, y agregó: “La desnutrición es el resultado del subdesarrollo. Nos dimos cuenta de que no sirve de nada que alimentemos a un chico si luego lo devolvemos al ambiente hostil del que proviene porque a los quince días lo estamos alimentando de nuevo. Por eso trabajamos en un programa integral donde también participa la familia”.
Estudios realizados por el instituto Fleni y por Conin detectaron que el 87 por ciento de los desnutridos severos tiene daño auditivo. Una de las razones que muestra claramente cómo la desnutrición lleva a la discapacidad.
El trabajo fue publicado en una de las revistas más prestigiosas de medicina, The Lancet, y allí se señala que esta evidencia médica es suficiente para que la cuestión sea tratada como tema prioritario en un país.
Un tema urgente
En América Latina el 40 por ciento de familias viven en la pobreza y un 20 por ciento en estado de pobreza crítica. Esto compromete a 60 millones de niños que hoy tienen sus necesidades básicas insatisfechas por lo que no podrán valerse por sí mismos porque su cerebro no se habrá desarrollado de la manera apropiada para la edad.
“El principal riqueza de un país es su capital humano y si ese capital está dañado el país no tiene futuro. En Argentina no tenemos futuro si no se aborda con absoluta seriedad este tema”, insistió.
“Si uno no quiere ver la pobreza no la ve, pero yo la busco, me meto en los ranchos, me siento en sus camitas sucias, veo la prostitución, veo a los chicos que intentan hacer las tareas mientras sus hermanos negocian con la droga, veo los resultados de las violaciones, incestos, de la degradación moral y material”.
El médico sostiene que el pobre “no es vago sino que está triste”. “Yo veo chicos durmiendo en pozos de tierra tapados por perros", señaló con pena.
“Hoy puedo decir con absoluta certeza que nuestro país no tiene salida. Cuando escucho hablar de la tasa, el dólar, me duele porque compruebo que no saben nada. En nuestro país hay ranchos con techos llenos de vinchucas, casas donde no hay agua corriente y los chicos se llenan de parásitos, hay chicos ciegos porque se contagiaron de parásitos de los perros. No hay más que verlo pero parece que nadie se diera cuenta”, se lamentó.
Durante una charla que ofreció hace pocos días citó como ejemplo a Domingo Faustino Sarmiento, quien en cinco años había impuesto la educación como política de Estado y logró su objetivo de hacer del país una gran escuela. Fundó 1.117 colegios públicos y 400 privados.
Albino apeló a que haya líderes y sobre todo políticas de Estado que “ que tengan como prioridad abordar el drama de la desnutrición”. También citó una frase de Juan Bautista Alberdi: “La pobreza se vende y la ignorancia se equivoca”, por eso hay que combatir la pobreza y la ignorancia.
Pasos necesarios
Respaldado por sus experiencias Albino destacó que hay cinco puntos clave para el desarrollo del país, “que harían de la Argentina una gran potencia”.
El primer punto que mencionó fue el hecho de darle una importancia fundamental a preservar el cerebro dentro del primer año de vida y esto se hace “un 50 por ciento con buena alimentación y el otro 50 por ciento con cariño”.
“Un niño que está bien alimentado pero que en su casa no lo miman, no lo acarician, no lo besan ni les cuentan cuentos no desarrollarán su cerebro en su potencial. El cariño es alimentación, es la mejor estimulación. Esto desarrolla la imaginación, la alegría y las ganas de vivir”, explicó.
“Un niño sin cariño se muere, al igual que si no come”; “el ser humano necesita cariño, contención, abrazos. ¿Es tan difícil? ¿Hace falta ir a la universidad para darse cuenta de estas cosas elementales?”, se preguntó con cierta ironía.
Albino señaló que todos los niños nacen con un cráneo de 35 centímetros de diámetro, que es lo que mide el canal del parto, y que crece un centímetro por mes durante el primer año: 12 centímetros. El cráneo va creciendo porque dentro del cerebro se encuentra la corteza cerebral, que mide sólo tres milímetros y dentro de ella están las neuronas. Cada cerebro cuenta con entre 100 mil y 140 mil millones de neuronas. Cada una de ella emite hasta 15 “cables” pero todo esto si hay buena alimentación y buena estimulación. Si no hay estimulación se desarrolla sólo la mitad “y así un chico podrá aprender a sumar o a restar pero nunca a multiplicar o dividir o ir a la universidad”.
“En un chico con un desarrollo normal su cerebro por dentro es un árbol florido, por la cantidad de interconexiones entre las neuronas, en cambio en un chico desnutrido su cerebro parece un campo quemado”.
Agregó que “las personas pobres no son personas como vos pero sin plata: son pobres en alimentos, en familia, en amigos, en fuerza, en entusiasmo, en ideales, en introspección, en experiencia adquirida y además de todo eso no tienen plata. Esa es la verdadera diferencia”, enfatizó.
Albino remarcó que América latina no sale del atraso crónico en que está inmersa porque el intelecto de miles de niños está dañado “y por esto ya se habla de un daño sociogénico biológico”.
La segunda clave
El segundo punto es educar a ese cerebro intacto. “Los que aprendimos a leer y a escribir tenemos la obligación moral de que todos los niños puedan desplegar su potencial genético para tener igualdad de oportunidades”, comentó.
“Tenemos que terminar con el aborto indigno, con la prostitución infantil, con el maltrato infantil, con la pornografía infantil que mutila a nuestros niños y en cambio poner las energías en que cada niño tenga una escuela donde ir, un agente sanitario que lo asista y una nutrición equilibrada que le posibilite el desarrollo físico y mental adecuado. Esto no depende de las posibilidades físicas o financieras sino que tiene que ver con una prioridad política. Todos juntos tenemos que trabajar, el gobierno con las organizaciones sociales, con la universidad, con las iglesias y la comunidad toda para mejorar la situación de nuestro país”, arengó.
Albino cuestionó el consumismo: “Veo que la obsesión de todo argentino es el viaje a Disney, que los chicos conozcan a Mickey y me pregunto si esos niños sabrán que existe el cerro de los siete colores, si habrán ido a las Cataratas y si sabrán dónde queda el glaciar Perito Moreno”.
Hace 23 años decidió terminar con la desnutrición y descubrió que había que hacer un abordaje integral de la problemática. Así empezó a tratar a los más pequeños y a sumar educación para la familia, lactancia materna, jardín maternal, estimulación temprana, lectoescritura para padres, talleres de alcoholismo, inmunización y trabajar para que en las casas haya agua corriente y cloacas.
El médico hizo hincapié en la necesidad de que se hagan las cloacas en cada barrio. En las aguas servidas es donde aparecen los hongos, los virus y las bacterias. “Yo vi salir parásitos de los conductos lagrimales de los chicos, vi a niños toser y escupir parásitos. ¿De qué sirve hacer planes de alimentación si no solucionamos el problema de fondo que es el del saneamiento de las cloacas?”
Este es otro tema que hay que atender urgentemente, junto con la necesidad de contar con agua corriente y con agua caliente.
Para Albino, “sólo así se puede combatir de verdad la desnutrición. Acabar con el hambre es lo más fácil, pero no es ir a la raíz del problema”.
“La inseguridad no se soluciona con más policías, con helicópteros artillados ni con armas con miras telescópicas, se soluciona con familias con amor, con abrazos, con abuelos, con abuelas, tíos y hermanos. La familia es la gran solución y la única escuela de humanidad que existe es la familia. ¿Dónde se aprende a cuidar a un bebé si no es en el seno de la familia? ¿Cómo se aprende a cuidar a un enfermo si no se vivió en ese ámbito?”.
En Rosario. El 29 de octubre Albel Albino disertará en Rosario bajo el título “Invertir en Inteligencia”. La actividad está organizada por Fundación Camino y será a las 19, en la Bolsa de Comercio, Paraguay 777. Para inscribirse hay que ingresar a: https://eventioz.com.ar/e/invertir-en-inteligenciadr-abel-. Para más información llamar al 425-7371.