Al menos cuatro personas murieron y otras 15 resultaron heridas ayer en Estocolmo cuando un hombre a bordo de un camión robado arrolló a una multitud en una céntrica calle peatonal de la capital sueca, en el cuarto atentado de este tipo en Europa en menos de un año. El ataque, que aún no fue reivindicado por ninguna organización, tiene el sello del grupo islamista radical Estado Islámico (EI), que en el número tres de su revista Rumiyah (Roma), publicado en diciembre pasado, llamó a cometer ataques con camiones porque "son como cuchillos, extremadamente fáciles de adquirir" y no levantan sospechas.
Las autoridades lanzaron una búsqueda a nivel nacional del sospechoso de manejar el camión y un individuo fue arrestado. Los edificios cercanos fueron cerrados varias horas, y la principal estación ferroviaria fue evacuada. "Suecia ha sido atacada", dijo el primer ministro, Stefan Lofven, durante una conferencia de prensa televisada a nivel nacional. "Esto indica que es un acto de terrorismo", agregó. "El país se encuentra conmocionado". Sin embargo, Lofven enfatizó que su país "no se dejará intimidar por estos viles asesinos". "Es terrible lo que ha pasado con personas inocentes".
El camión, robado poco antes a un repartidor de cerveza, irrumpió ayer a toda velocidad en Drottninggatan, la principal calle peatonal de la capital sueca, recorrió unos 500 metros y provocó una estampida de decenas de personas antes de estrellarse contra el centro comercial Ahléns, alrededor de las tres de la tarde. Las cámaras de seguridad de un local de la zona mostraron el momento en que decenas de personas que iban caminando tranquilamente comenzaban a correr poco antes de que un vehículo de grandes proporciones pasara a toda velocidad, llevándose por delante todo lo que estaba a su paso.
Varios testigos describieron escenas de terror y de pánico. "Fue terrible. Había grandes cantidades de sangre en la calle, personas tiradas por todas partes", relató una testigo entre lágrimas. "Una mujer estaba allí con su bebé en brazos y parecía paralizada", dijo un hombre. "Si hubiera llegado un minuto más tarde, me habría atropellado. Vi a personas que luego murieron", dijo la sueca Sandra Japundzic Lindquist. "La gente gritaba y corría en todas direcciones", declaró Brandon Sekitto, que se encontraba cerca en su vehículo. El camión "se fue directo contra la entrada de Ahléns".
Aunque hubo confusión sobre el número de víctimas, el ayuntamiento de Estocolmo dijo por la noche que cuatro personas habían perdido la vida y 15 resultaron heridas, nueve de ellas de gravedad. Las autoridades evacuaron la cercana estación central de la ciudad, que une los trenes regionales con el sistema de metro de la capital sueca. Todos los trenes hacia y desde la estación principal quedaron parados y dos grandes centros comerciales de la capital fueron cerrados.
La policía arrestó a un hombre en Marsta, un suburbio en el norte de Estocolmo cercano al aeropuerto internacional. "Hemos arrestado a una persona que nos interesa en particular", declaró Jan Evensson, de la policía de Estocolmo. Afirmó que la persona se parecía al hombre descrito que llevaba una capucha y que aparecía en la fotografía tomada de la imagen de una cámara de vigilancia que la policía difundió.
La fábrica sueca de cerveza Spendrups dijo que uno de sus camiones fue robado horas antes a unas cuadras de distancia de donde ocurrieron los hechos. "Es uno de nuestro camiones repartidores. Cuando se efectuaba una entrega a un restaurante llamado Caliente, alguien subió al vehículo y se lo llevó", dijo el vocero de Spendrups, Marten Luth.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, afirmó que el ataque contra Suecia era un ataque contra "toda" la Unión Europea. El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que "en estas horas difíciles, los rusos lloran con el pueblo sueco", días después de que un atentado dejara 13 muertos en el metro de San Petersburgo.
Suecia sólo sufrió un atentado hasta la fecha, en diciembre de 2010, cuando un kamikaze se hizo explotar en la misma calle peatonal de Estocolmo dejando heridos leves. Los hechos recuerdan los ataques perpetrados en Londres, Berlín y en Niza, sur de Francia, cuyos autores embistieron a una multitud con vehículos: El 22 de marzo, Khalid Masood, un británico de 52 años convertido al islam y conocido por los servicios de seguridad, mató a cinco personas al lanzar su coche contra unos transeúntes que cruzaban el puente de Westminster en Londres, antes de apuñalar a muerte a un policía delante del Parlamento. El autor del ataque, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), fue abatido por la policía. En diciembre, 12 personas murieron después de que un hombre utilizara un camión robado para embestir a la gente que paseaba por un mercado de Navidad en Berlín. El ataque más mortífero de este tipo en los últimos meses fue el del 14 de julio de 2016 en Niza. Aquel día, un individuo atropelló a numerosas personas que asistían a los fuegos artificiales con motivo de la fiesta nacional francesa, causando 86 víctimas mortales.
El 23 de marzo de 2017, un hombre de origen francés fue detenido tras irrumpir a gran velocidad con su vehículo en un bulevar peatonal de Amberes (Bélgica), sin que llegara a concretar un atentado. En el baúl del auto llevaba armas blancas y una escopeta antidisturbios.
Escenas de pánico. La transitada peatonal Drottninggatan, donde el vehículo robado embistió a una muchedumbre.