Miles de estadounidenses se volcaron ayer a las calles para un cuarto día de protestas contra Donald Trump, pese a que el presidente electo bajó el tono de la incendiaria retórica que lo catapultó a la Casa Blanca. El presidente electo, reunido con su equipo de transición en su residencia de Manhattan, mostró un tono conciliador desde que su victoria electoral provocó conmoción en el mundo, y el viernes incluso anunció que ya no intentaría desmantelar el programa de salud del presidente Barack Obama, conocido como Obamacare. Unas 15.000 personas marcharon sin embargo ayer hacia la Trump Tower en Nueva York bajo la consigna "Trump no es mi presidente". En Chicago, fueron varios miles las personas que protestaron pacíficamente bajo la consigna "Sin odio. Sin miedo. En Los Angeles, la policía arrestó a decenas de los 3.000 manifestantes que marcharon por calles céntricas al grito de: "No es mi presidente".
Disparos. Un hombre resultó herido de bala en la madrugada del sábado en un tiroteo durante una protesta en Portland (Oregón), donde cientos de personas salieron a la calle para mostrar su rechazo a la elección del magnate, mientras que en Los Angeles hubo 200 detenidos. En un comunicado, la policía de Portland informó de que la víctima, a la que no identificó, resultó herida mientras manifestantes cortaban el tráfico para continuar con su marcha. Un hombre que se hallaba en su vehículo en el puente se enfrentó a los manifestantes, sacó su arma, disparó varias veces y alcanzó a la víctima
Cuatro días después de la sorpresiva elección del magnate, el mundo observa cada uno de sus movimientos, en un intento por hallar pistas sobre cómo será su gobierno. El cambio de su postura con respecto al Obamacare —que siendo candidato había tachado de "desastre"— se produjo tras su reunión el jueves con el mandatario saliente en la Casa Blanca.
En su primera entrevista tras la elección, Trump dijo al diario The Wall Street Journal que podría mantener la prohibición para que las compañías de seguros nieguen cobertura alegando condiciones preexistentes. También dijo que podría seguir garantizando que los menores estén bajo la cobertura de sus padres hasta los 26 años, un punto importante del Obamacare. Se trató de una de las varias acciones de Trump y sus asesores para alejarse de las posturas más radicales exhibidas durante la campaña.
Consultado por el periódico sobre si designaría a un fiscal especial para investigar a su rival demócrata Hillary Clinton sobre el uso de un correo electrónico privado cuando era secretaria de Estado, Trump dijo: "No es algo en lo que haya pensado demasiado, porque quiero resolver los temas de salud, empleo, control de fronteras y reforma fiscal". Lejos estuvo el presidente electo de la retórica enardecida que llevó a sus seguidores a vociferar: "¡Enciérrenla!"
Duro golpe. Ayer, Clinton acusó al jefe del FBI, James Comey, de su derrota electoral, al considerar que le asestó un duro golpe a su campaña tras anunciar la reapertura de la investigación sobre sus correos electrónicos. Al explicar las razones de su derrota durante una conferencia telefónica con la comisión de finanzas de su campaña y con donantes, la ex secretaria de Estado mencionó, entre otros factores, "las dudas infundadas sembradas por Jim Comey", que "frenaron nuestro impulso", según señaló uno de los participantes en el sitio de informaciones Quartz.
El director del FBI había anunciado poco antes de las elecciones del martes que sus servicios estaban examinando una nueva serie de correos electrónicos de un servidor privado utilizado por Clinton cuando era secretaria de Estado. El 6 de noviembre, dos días antes de los comicios, Comey dijo que el análisis de los emails no había revelado nada significativo y que el FBI no iniciaría procedimiento alguno contra Clinton. Este segundo anuncio no cambió la postura del electorado, consideró Clinton. Un donante dijo a su vez que los anuncios del FBI fueron "muy duros de sobrellevar" para la campaña demócrata.