Donald Trump deportará hasta tres millones de inmigrantes indocumentados apenas asuma el gobierno de Estados Unidos, el 20 de enero próximo. Lo prometió durante una entrevista televisiva que fue emitida anoche por el canal CBS. Trump también ratificó su promesa de campaña de construir un muro a todo lo largo de la frontera con México. El ganador de las elecciones presidenciales del martes pasado contra Hillary Clinton comenzó así a enviar señales al núcleo duro de sus votantes, luego de una semana en la que se dedicó, desde la misma noche de la victoria, a apaciguar las inquietudes del establishment y los medios. Trump también nombró a su jefe de gabinete y se reunió con el líde británico de extrema derecha Nigel Farage (ver página 24).
"Lo que estamos haciendo es tomar a los criminales y a quienes tengan antecedentes criminales, pandilleros, traficantes de drogas; probablemente dos millones, incluso tres millones; los vamos a sacar del país o los vamos a encarcelar", dijo Trump a la CBS. "Ellos están acá ilegalmente", remarcó. Se estima que hay más de 12 millones de inmigrantes indocumentados —esto es, en condición ilegal— en Estados Unidos. Muchos de ellos residen desde hace muchos años, tienen trabajos regulares y envían sus hijos a las escuelas públicas. Suelen ocupar puestos de trabajo no calificados y mal pagos que los estadounidenses no desean.
Trump agregó a CBS que después de expulsar a esos dos o tres millones de inmigrantes, los funcionarios de migraciones tomarán una "determinación" sobre los indocumentados remanentes, es decir, al menos nueve millones de personas.
El anuncio de las deportaciones hecho por Trump provocó una reacción inmediata en México, donde el delegado del Instituto Nacional de Migración en el estado fronterizo de Baja California, Rodulfo Figueroa, llamó a sus compatriotas a que eviten entrar en pánico. Figueroa destacó que "el muro existe en Baja California desde hace años" y que el asunto de las deportaciones "tampoco es nuevo". En los ocho años de gobierno de Barack Obama, más de 2,7 millones de inmigrantes indocumentados fueron deportados desde Estados Unidos. "Nosotros no debemos preocuparnos más de lo que sea necesario; los mexicanos que regresen a México no serán deportados en la forma que se ha dicho, no hay manera práctica de hacerlo", agregó el funcionario.
Pero apenas unas horas antes de que se conociera la entrevista, el presidente de la Cámara de Representantes, el más moderado republicano Paul Ryan, había dicho que no estaban "planeando crear una fuerza de deportación".
Trump hizo de la seguridad en la frontera entre México y Estados Unidos uno de los puntos centrales de su campaña,con la reiterada promesa de construir un muro que hará pagar a México. Trump utiliza un estilo coloquial confuso. Pero cuando se le preguntó sobre si seguían en pie sus planes para construir el muro fronterizo contestó con claridad: "Sí". Sobre esta obra, indicó que no necesariamente será toda de hormigón, sino que también se podrían utilizar cercos de alambrado. "Podría haber cercos", dijo Trump a CBS, en la que fue su primera entrevista televisiva tras ser electo presidente. "Pero para ciertas áreas, un muro es más apropiado. Y soy muy bueno en eso". De hecho, ya existen largos tramos de cerca fronteriza en el Oeste de Estados Unidos.
Durante la semana Newt Gingrich, una de las principales figuras del entorno de Trump, había arrojado un manto de duda sobre si Trump obligará a México a pagar el muro. "Dedicará mucho tiempo a controlar la frontera. Tal vez no gaste demasiado tiempo intentando que México pague, pero esa fue una gran estrategia de campaña".
Antecedente. En 2006, durante la presidencia de George W. Bush, se inició la construcción de una cerca de alambrado doble en el Suroeste del país. La frontera total de EEUU con México es de 3.200 kilómetros. La cerca ya erigida tiene algo más de 1000 km, pero solo una fracción es de doble alambrada y resulta bastante fácil de superar según sus críticos.
Sobre otros puntos candentes de su programa de gobierno, Trump reiteró ayer que mantendrá algunos puntos de la reforma sanitaria de Barack Obama, que tanto criticó durante la campaña a la Casa Blanca. Sin embargo, ayer su directora de campaña, Kellyanne Conway, señaló al canal Fox que esa reforma, conocida como "Obamacare", será "derogada".
Jefe de gabinete. Trump anunció la designación del presidente del Comité Nacional del Partido Republicano, Reince Priebus, como su jefe de gabinete, y la de su jefe en la reciente campaña, Steve Bannon, como consejero estratégico y asesor principal. "Steve y Reince son líderes altamente calificados que trabajaron muy bien juntos en nuestra campaña y nos condujeron a una victoria histórica", afirmó Trump en un comunicado. "Ahora tendré a los dos conmigo en la Casa Blanca mientras trabajamos para hacer a Estados Unidos grande nuevamente", agregó.
Priebus, un abogado de 44 años, se ha declarado en contra del aborto, de la legalización de las drogas y del control estatal de la aseguradora AIG, de la que el Estado tiene 80 por ciento, y a favor del uso libre de armas de fuego, de las que declaró que posee cinco. La noche de la victoria fue el único dirigente al que Trump le concedió el uso del micrófono. Bannon edita un sitio web de ideas conservadoras.
Mientras, en Nueva York, al menos 15.000 personas remontaron la Quinta Avenida hacia donde se encuentra la Torre Trump, donde el mandatario electo pasa el fin de semana. "Donald Trump debe irse", gritaron miles de manifestantes en las calles de Chicago. "Sin odio. Sin miedo. Aquí son bienvenidos los inmigrantes", clamaron. En Los Angeles más de 10.000 personas manifestaron contra el presidente electo.
Según una encuesta de ABC News/Washington Post, un 74 por ciento de los estadounidenses considera legítima la elección de Trump. Muchos electores de Trump cuestionan en las redes sociales las protestas y en especial los eslóganes, como "No es mi presidente" y los llamados a "destituir" a Trump.