La oposición venezolana enfrenta el riesgo de perder a sus cinco gobernadores elegidos en los comicios regionales, ante su negativa a subordinarlos a la oficialista Asamblea Constituyente: un nuevo frente de conflicto se abre en una crisis política sin miras de solución. La Constituyente, desconocida por la oposición y por gobiernos de América y Europa, juramentó ayer a los 18 gobernadores oficialistas, mientras que los cinco opositores estuvieron ausentes. "¡Victoria popular!", gritó un plenario chavista, en el Palacio Legislativo. "Quiero felicitar a los gobernadores opositores (...) y están formalmente convocados a presentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente", dijo desde la tribuna su presidenta Delcy Rodríguez, sin lanzarles de momento advertencias. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que desconoció el resultado de los comicios al denunciar anomalías, aseguró en un comunicado que no caería "ante el chantaje de la fraudulenta Constituyente", y que sus gobernadores sólo se someterán al mandato de la Constitución.
Maduro convirtió los comicios regionales en una validación de su Constituyente —cuya elección en julio fue tildada de fraudulenta por la MUD— y dispuso que los gobernadores electos se subordinen al órgano, so pena de destitución. No está claro qué pasará si los opositores son destituidos, pero la Constituyente, con poderes absolutos, puede decidirlo. Según la ley, los gobernadores deben jurar ante los consejos legislativos locales, la mayoría oficialistas.
Los gobernadores opositores podrían correr la misma suerte que el Parlamento. La MUD arrasó en las legislativas de 2015, pero sus decisiones, con mayoría calificada, fueron anuladas por la Justicia, acusada de oficialista. Las elecciones fueron cuestionadas por la Unión Europea, EEUU, Canadá y países de América latina que apoyaron el reclamo de la MUD de una auditoría independiente, pues acusan al Consejo Nacional Electoral (CNE) de servir al gobierno. "¿Dónde está el fraude? ¿Cuáles son las pruebas? Estamos seguros de la limpieza y la pureza de los resultados", dijo la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, invitada a la sesión de la Constituyente, al defender un "proceso impecable".
Maduro afirma que Venezuela tiene el sistema electoral "más perfecto del mundo". El martes dijo que con el mismo CNE se harán los comicios municipales —aún sin fecha— y las presidenciales de fines de 2018. "Elecciones con o sin oposición", retó Maduro, animado por 54 por ciento de votos a nivel nacional que obtuvo el oficialismo pese a que el mandatario tiene un 80 por ciento de impopularidad por la crisis económica. Todo "aleja las posibilidades de un diálogo y augura" sanciones de la Unión Europea y más medidas de EEUU. La oposición descartó cualquier acercamiento mientras no se realice una auditoría de la elección.
La oposición, que figuraba favorita en los sondeos, denunció una serie de irregularidades en el proceso, como el uso de papeletas confusas y la reubicación a última hora de centros electorales de zonas donde su voto es mayoritario. Pero también la MUD empezó a reconocer responsabilidad, ahondando sus divisiones. Uno de los líderes de la MUD, Henry Ramos, a cuyo partido Acción Democrática pertenecen 4 de los 5 gobernadores electos, admitió que les "afectó terriblemente la abstención". Muchos de sus seguidores pasaron factura a la MUD por aceptar unos comicios con un árbitro electoral cuestionado, y otros no votaron decepcionados por no lograr sacar a Maduro del poder tras cuatro meses de protestas que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio. "Queremos rescatar la ruta electoral, tenemos que cambiar al CNE y todo ese sistema electoral tramposo", dijo Guevara. Pero añadió que también la MUD debe "pasar a un proceso de revisión real y profunda" de su estrategia. Para el analista Luis Vicente León, el oficialismo ganó porque se unificó mientras la MUD estaba "fracturada y desanimada", pero aclaró que el resultado habría sido imposible en "una elección transparente".
Festejo. El presidente Maduro, con gobernadores chavistas electos.