La Justicia italiana condenó ayer a penas ejemplares a una vasta red de funcionarios y empresarios que por décadas devoraron los fondos de la alcaldía de Roma, inclusive para refugiados y gestión de la basura. Tras 20 meses de iniciado el juicio, la corte penal de Roma condenó a 20 años de cárcel a Massimo Carminati, principal imputado por el llamado escándalo de "Mafia capital". Cuarenta y seis personas fueron procesadas, entre ellas Salvatore Buzzi, el brazo derecho de Carminati, quien recibió una pena de 19 años de prisión, según anunció la presidente de la corte, Rosanna Ianniello. La presidenta del tribunal Rosanna Ianniello fue la encargada de leer las sentencias a los 46 condenados durante la audiencia final del proceso hecha en la cárcel romana de Rebibbia.
Pese a las duras condenas, los jueces consideraron que la llamada quinta mafia de Italia, "Mafia capital", después de Cosa Nostra, Camorra, Ndranghetta y Sacra Corona Unita, no existe como tal y que se trata de una simple red de criminales corruptos. Al retirar la acusación de "asociación mafiosa", la sentencia fue menos dura de la pedida por los fiscales Los imputados fueron juzgados por amañar licitaciones para la gestión de los desechos de Roma, el mantenimiento de espacios verdes y la recepción de refugiados, sectores que se benefician de importantes fondos públicos que terminaban en los bolsillos de los integrantes de la red.
Carminati, de 59 años, considerado el jefe de la red mafiosa que durante años asignó obras y licitaciones y ex militante del grupo de extrema derecha Núcleos Armados Revolucionarios (NAR), fue miembro de la primera organización mafiosa que actuó en Roma en los años 80, la denominada "Banda de la Magliana". "Soy un viejo fascista de los años 70 y estoy contento de lo que soy", aseveró a inicios de este año en su única aparición pública durante el proceso. Carminati, que está en prisión desde fines de 2014, es conocido como "El Tuerto" luego de perder un ojo en un enfrentamiento con la policía en 1981 durante su primer arresto, a los 23 años, luego de una serie de delitos en Italia y hasta un paso por milicias de extrema derecha en el Líbano. En abril, la fiscalía había pedido 28 años de prisión para él y la confiscación de todos sus bienes. Buzzi dirigía una cooperativa que trabajaba para la alcaldía de Roma y mediaba entre el mundo político y la red de amigos de Carminati. Entre los políticos romanos condenados, provenientes de todos los partidos, tanto de derecha como de centro e izquierda, figura Luca Odevaine, ex miembro de la comisión nacional encargada de las migraciones, quien deberá purgar 6 años y seis meses de cárcel.
Por cuestiones de seguridad, Buzzi y Carminati siguieron la lectura de las condenas por videoconferencias desde las cárceles de Parma y Tolmezzo, respectivamente, en las que están detenidos desde 2014. Entre el resto de los condenados por corrupción, usura, extorsión y manipulación de licitaciones, entre otros delitos, se encuentran el ex dirigente del servicio de recolección de basura romano (AMA), Franco Panzironi, condenado a 10 años de prisión. También fue condenado el ex presidente del bloque partido Democrático Mirko Coratti, a seis años, y el representante de la centroderechista Fuerza Italia en el consejo comunal local, Luca Gramazio, a 11 años. El escándalo de corrupción estalló en diciembre de 2014, con la detención de 37 personas, entre ellas Carminati, el "último rey de Roma", el temido matón, también amigo del ex alcalde Gianni Alemanno, quien manejó desde 2008 a 2013 los hilos del ayuntamiento romano.
250 años de cárcel
"Con el tráfico de inmigrantes se gana más que con la droga", comentaba la mano derecha de Carminati, en una de las numerosas escuchas telefónicas divulgadas por la policía tras tres años de investigaciones. Los jueces terminaron por absolver a cinco de las 46 personas juzgadas y si bien redujeron las penas solicitadas por la fiscalía, otorgaron en total 250 años de cárcel a 41 personas, con penas que van de 10 a 12 años. Se trata de todos modos de un mensaje claro a "la gente del medio", como la llamó Carminati, la gente del montón, empleados, funcionarios, algunos dirigentes de empresas municipales, que se asocian sin problemas ni grandes diferencias políticas para robar a la ciudad. "Esta es una victoria de los ciudadanos, de la sociedad civil, de la legalidad contra la criminalidad, contra la vieja política amañada y los negocios sucios", dijo satisfecha la alcaldesa Virginia Raggi, del partido antisistema Movimiento 5 Estrellas.
Para develar el sistema de corrupción que reinó en las últimas décadas fueron investigados en total 230 personas, realizadas 227 audiencias, escritas 10 millones de páginas de actas judiciales y examinadas 19.000 escuchas telefónicas, además de los embargos decretados de numerosos bienes. Varias empresas y personas se declararon afectadas, entre ellas el Ministerio del Interior, la Región Lazio y la alcaldía de Roma.
Un informe publicado por la patronal italiana después de la primera ola de arrestos hace tres años estimaba que Italia sería más rica, ahorraría unos 300 mil millones de euros, si atacaba con decisión la corrupción después de los escándalos de la década de 1990 que arrasaron con toda una clase política.
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