El presidente nicaragüense Daniel Ortega busca hoy la reelección sin opositores de peso, con un panorama económico incierto por la caída de la cooperación venezolana y la amenaza del Congreso estadounidense de restringir el acceso a créditos. Ortega buscará su cuarto mandato, el tercero sucesivo desde 2007, junto con su influyente esposa Rosario Murillo como candidata a la vicepresidencia por el Frente Sandinista (FSLN, izquierda), en un proceso sin observadores internacionales y con una estructura electoral dominada por el oficialismo.
La exclusión de la oposición del proceso y su posterior expulsión del Congreso, al amparo de cuestionadas medidas de los poderes judicial y electoral, generó preocupación en diversos sectores y tensionó las relaciones con Estados Unidos, que ha llamado a Managua a realizar elecciones justas y transparentes. "Seguimos llamando al gobierno nicaragüense a respetar la voz de su pueblo y tomar pasos para crear un proceso democrático que resulte en elecciones libres, justas y transparentes", dijo el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby.
Presiones. A esa presión se sumó el Congreso estadounidense con la llamada "Nica Act" (ley de condicionalidad a las inversiones en Nicaragua), que propone limitar los créditos a Managua en los organismos financieros en los que Washington tiene poder de veto, si Ortega no promueve reformas democráticas. La Organización de Estados Americanos (OEA) desde octubre hace gestiones diplomáticas con el gobierno de Ortega para promover el respeto al orden democrático y estará presente en Managua durante la votación. Ortega "se enfrenta a un posible desconocimiento de los resultados" electorales por parte de la comunidad internacional y sanciones económicas de Estados Unidos que perjudicarían al país, advirtió el ex diplomático nicaragüense Roger Guevara.
Entre reelección y abstención. La oposición ha exhortado a los nicaragüenses a abstenerse de votar para impedir que Ortega, quien controla todo el aparato estatal, instaure una nueva dinastía en el país, tras padecer la de los Somoza, que rigió los destinos de Nicaragua entre 1934 y 1979. La intención es "mostrar públicamente que no hay credibilidad en el proceso, que ha estado maleado desde todo punto de vista", dijo el analista Cirilo Otero, profesor de sociología de la Universidad Centroamericana.
Unos 4,2 millones de nicaragüenses están convocados a votar en las elecciones de hoy en las que Ortega, que el 11 de noviembre cumple 71 años, aparece con 69,8 por ciento de intención de voto, lejos de los cinco candidatos de pequeños partidos derechistas, según la última encuesta de la firma M&R.
En los últimos 10 años, Ortega acumuló un enorme poder político y económico gracias al apoyo de Venezuela, la conducción de su partido y una alianza con el sector empresarial. Según datos oficiales, entre 2007 y el primer semestre de 2016, Nicaragua recibió casi 4.800 millones de dólares en préstamos blandos e inversiones de Venezuela, que fueron manejados fuera del presupuesto y sin fiscalización.
La mayor parte del dinero fue invertido en proyectos de energía, desarrollo del comercio, grupos empresariales, agricultura, construcción de viviendas y programas sociales que permitieron al país reducir la pobreza de 42,5 por ciento a 29,6 por ciento entre 2009 y 2014.
La crisis venezolana. Pero la crisis política y los bajos precios del petróleo golpearon los flujos de cooperación y el comercio con Venezuela, que hasta 2015 era el segundo socio en importancia de Nicaragua después de Estados Unidos. Otero afirma que el gobierno se ha preparado para sobrevivir sin Venezuela, buscando petróleo en otros mercados como Estados Unidos.
Nicaragua ha recibido desde 2007 cerca de 3.000 millones de dólares en préstamos para proyectos públicos y privados de organismos multilaterales, de los cuales más de 1.400 del BID, de acuerdo con datos oficiales. La baja tasa de homicidios que registra Nicaragua en comparación con la que viven sus vecinos de Honduras, El Salvador y Guatemala, favorecen los planes del mandatario de atraer inversiones extranjeras. También deben ser elegidos hoy los 90 diputados de la Asamblea Nacional y otros 20 del Parlamento Centroamericano. El Consejo Supremo Electoral (CSE) abrirá hoy 14.583 Juntas Receptoras de Votos en los 153 municipios del país, que serán resguardados por unos 50.000 policías y soldados.
Ortega comenzó su liderazgo con la derrota de la dictadura de Anastasio Somoza (1945-1979) y lo ha mantenido, con altos y bajos, a lo largo de 37 años con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en detrimento de una dirección colegiada del partido. Hoy día sigue siendo la figura más visible del FSLN y "líder indiscutible" del sandinismo, según dicen dirigentes sindicales y sus aliados en la empresa privada.
Esta es su séptima candidatura presidencial desde 1984, cuando ganó la primera elección general dirigida por el sandinismo desde el poder. Sus críticos creen que consiguió apartar a sus antiguos compañeros de la dirección del FSLN porque "no tolera que alguien le haga sombra", según declaró al diario La Prensa el ex comandante guerrillero y ex ministro de Planificación en los años 80, Henry Ruiz, tras conocerse la postulación de Ortega en junio pasado.