El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dio ayer un discurso anual a la nación verdaderamente inusual: por primera vez en la historia venezolana, el jefe del Estado no habló ante el Congreso, sino ante la sede del Tribunal Supremo. Este gesto de desconocimiento del Legislativo se hizo con el aval del máximo tribunal. Se formalizó así la total ruptura entre el gobierno chavista y la oposición, que controla el Congreso unicameral. El Supremo, en cambio, responde puntualmente a las exigencias del régimen.
En su largo discurso, y con un país hundido en una crisis económica y social sin precedentes, Maduro se declaró dispuesto a la "lucha armada continental'' si se intentara un golpe de Estado o se tratara de "quebrar'' a Venezuela. Las denuncias de complots e intentos de golpe son rutinarias en el mandatario. "Se acabaría la paz en este continente'', amenazó Maduro ante el Tribunal Supremo de Justicia, cuyos jueces lo escuchaban desde sus sillones con las togas de rigor. La semana pasada, Maduro acusó a la oposición de promover un "golpe de Estado" por aprobar en el Congreso una "declaratoria de abandono del cargo" del mandatario.
Siempre con el argumento de la conspiración golpista, el gobierno creó la semana pasada un "comando antigolpe'', capitaneado por el nuevo vicepresidente Tarek El Aissami, un chavista de la línea más radical. A la vez, varios opositores fueron detenidos por los servicios secretos. La nueva ola represiva golpeó en especial al partido Voluntad Popular, del también detenido Leopoldo López. Maduro y los chavistas persiguen así a un peligroso competidor: López y su partido son hoy los más populares en Venezuela. La alianza opositora y la Iglesia católica denunciaron las detenciones, que empujan a la oposición cada vez más a una situación de semiclandestinidad. Hay al menos un diputado y un concejal entre los nuevos detenidos.
En el plano internacional, Maduro aprovechó su discurso —que extendió por casi cinco horas— para criticar la decisión tomada el pasado viernes por su homólogo estadounidense Barack Obama de extender el decreto que declara a Venezuela una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Maduro cree que la decisión de Obama deja abierta una "puerta peligrosa'' que podría ser usada para una "agresión militar''. Nuevamente, Maduro no entró en detalles de cómo sería esa hipotética agresión. Pero con este remanido argumento el chavismo ha formado unas milicias populares que suman casi medio millón de personas, las que cuentan con armas de guerra y entrenamiento.
Números de fantasía
Maduro lamentó no haber entregado su informe anual al Congreso y añadió que el país enfrenta una "circunstancia excepcional'' en materia económica por lo que aprobó, por segundo año consecutivo, un decreto de emergencia. Admitió que la abrupta caída de los ingresos llevó al país a una situación "difícil y compleja'', y dijo que se dio un "milagro de Dios, milagro de la revolución'', porque no se despidieron empleados públicos. Incluso fue más allá: "Podemos ver como en el año 2016 logramos reducir de 19,7 a 18,3 (por ciento) la pobreza, a pesar de los pesares" dijo el mandatario, y añadió: "Logramos un pasito en esta batalla por la miseria cero: (pasamos) del 4,9 por ciento al 4,4 por ciento". Casi nadie cree en estas cifras oficiales en un país en el que los sectores populares están cayendo en la desnutrición.
Pero el dato del día es que luego de ser por más de medio siglo instancia encargada de recibir el informe anual del presidente, tal como establece la Constitución, el Congreso perdió otra de sus atribuciones por decisión de la propia Corte, que autorizó la semana pasada a Maduro a presentar su discurso ante los propios magistrados supremos. Los fallos favorables a Maduro y contrarios al Legislativo ya suman más de 30 en menos de un año. El jurista José Vicente Haro afirma que la decisión de Maduro hace "más compleja'' la situación política y recordó que "sólo en dictaduras'' los gobernantes se abstuvieron de ir al Congreso a informar de su gestión. Haro agregó que estas acciones están orientadas a "desconocer absolutamente'' al Congreso, llamado Asamblea Nacional, y avanzar hacia "disolver de facto'' el Poder Legislativo.