Probablemente no habrá un solo día sin complicaciones. "Nunca habrá cosas fáciles que uno pueda lograr como presidente. Si son sencillas, serán consideradas de menor relevancia". Así le dijo una vez Dwight D. Eisenhower a John F. Kennedy. Las cosas tampoco serán fáciles para quien suceda a Barack Obama en la Casa Blanca a partir del 20 de enero de 2017. Algunos de los retos clave que tendrá que afrontar el presidente número 45 de EEUU:
•Siria, el terrorismo islámico, Rusia, China. De cara a afuera, el nuevo presidente tendrá que dejar claro rápidamente a sus aliados y enemigos dónde están sus prioridades y cuáles son sus objetivos. Internamente, su prioridad es volver a unificar un país desgarrado y dividido por una brutal campaña electoral.
•La estructura de la seguridad mundial es mucho más frágil ahora que cuando Obama asumió en 2009. La era de "Pax americana" _como se conoce el período de paz relativa en Occidente tras la 2ª Guerra Mundial marcada por la hegemonía militar y económica de EEUU_ parece llegar a su fin.
•El conflicto en Siria, la lucha contra el Isis, las tensiones con China, las agresiones rusas, un convulso Medio Oriente, una creciente inseguridad nuclear, una agresiva Corea del Norte, un norte de Africa fragmentado, los fundamentos del mundo occidental amenazados... La agenda está muy llena.
•Las elecciones en EEUU suelen decidirse siempre de forma muy ajustada. Pero esta vez, la brecha es especialmente profunda y auténticos abismos dividen a la sociedad, por lo que los perdedores se sentirán especialmente decepcionados. Un endurecimiento de las posiciones ideológicas, cambios demográficos, violencia policial y disturbios étnicos, un mayor aumento de la desigualdad entre ricos y pobres o la cuestión siempre candente en EEUU sobre qué tipo de país quieren sus habitantes conforman una agenda que bastaría para llenar los mandatos de varios presidentes. Sin contar con los problemas del día a día, como la necesidad de renovación de la infraestructura.
•La transición suele ser un momento de alta tensión. El país y el gobierno no pueden permitirse una pausa, incluso a pesar de que el presidente saliente no tomará ya ninguna decisión importante sin aclararlo antes con el electo.
•Prepararse lo mejor posible para ser presidente del país más poderoso del mundo es posible, pero eso no significa estar listo para cualquier cosa. Muchas presidencias se vieron marcadas por sucesos imprevisibles, como la crisis de Cuba, los atentados del 11-S o el colapso de los mercados financieros. Ya sólo los conflictos previsibles requieren una gran parte de la atención. Occidente empieza a aceptar que la ola de radicalización, autoritarismo y yihadismo perdurará al menos una generación.
•Una UE inmersa en una crisis y en las dificultades derivadas del "Brexit" o salida de Reino Unido, será uno de los temas que previsiblemente tendrá que enfrentar la Casa Blanca en 2017. Y, geográficamente cerca, Turquía plantea a Washington el desafío de aclarar una complicada relación bilateral.