La Unión Europea rindió ayer un homenaje inédito y lleno de emoción al ex canciller alemán Helmut Kohl, con una ceremonia en el hemiciclo del Parlamento Europeo en Estrasburgo. Una veintena de jefes de Estado y de gobierno, así como el rey emérito Juan Carlos de España, figuraban entre los asistentes al acto. Visiblemente emocionada, la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, reconoció la labor del "canciller de la unificación" de Alemania. "Sin Helmut Kohl, la vida de millones de personas, como yo, que vivían al otro lado del muro no sería la misma", subrayó.
El ataúd, cubierto por la bandera europea y transportado por ocho militares, se instaló en un catafalco en el centro del hemiciclo para esta ceremonia sin precedentes en la historia de la Unión Europea (UE). Ante el féretro, tres coronas de flores: una con los colores de la República Federal de Alemania, otra en nombre de la UE y la tercera, en nombre de su esposa, con la inscripción "In Liebe, deine Maike" (Con amor, Maike). "Helmut Kohl era un verdadero europeo y un amigo. Europa le debe mucho", subrayó antes de la ceremonia el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el único de los dirigentes europeos en funciones que se codeó con Kohl, cuando era un joven primer ministro de Luxemburgo.
Padre de la reunificación alemana, arquitecto de la ampliación de la UE y heraldo de la amistad franco-alemana, Helmut Kohl falleció el 16 de junio a los 87 años. Fue jefe de gobierno alemán entre 1982 y 1998 y su "herencia para Europa es enorme", según Juncker. Kohl es la primera personalidad en la historia de la Unión Europea en recibir un homenaje póstumo oficial por parte de los organismos del bloque. Fue nombrado en 1988 "ciudadano de honor de Europa", una distinción que comparte con los franceses Jean Monnet y Jacques Delors.
En la ceremonia estaban presentes 17 dirigentes europeos, entre ellos la premier británica, Theresa May; los ex presidentes de gobierno español Felipe González y José María Aznar y los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía; el italiano Romano Prodi y el portugués José Manuel Durao Barroso, ambos ex presidentes de la Comisión Europea y ex premiers de sus países; el presidente francés, Emmanuel Macron, y su antecesor, Nicolas Sarkozy.
El féretro de Kohl cubierto con la bandera europea fue trasladado tras las exequias europeas en helicóptero. A continuación fue cubierto con una bandera alemana y conducido en cortejo fúnebre por las calles de su ciudad natal, Ludwigshafen, ante el aplauso de sus conciudadanos. Posteriormente, el ataúd fue transportado para su sepultura unos 20 kilómetros por el río Rin hasta Speyer, la ciudad donde se refugió de niño durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Allí fue oficiada una misa.
Las exequias tuvieron como grandes ausentes al ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov, que no viajó por motivos de salud, y a los dos hijos del ex mandatario, Walter y Peter, y las familias de estos. Los hijos están enemistados con la segunda mujer de Kohl, Maike Kohl-Richter, a quien acusan de haber aislado al padre de la familia y de su entorno más cercano. El primogénito Walter dijo públicamente que se había enterado de la muerte de su padre por la radio.