Cincuenta y tres años después de haber surgido como un pequeño grupo de autodefensa campesina en Colombia, las Farc dejaron de ser ayer una organización guerrillera para dar un paso hacia su transformación en un movimiento político legal. El acontecimiento histórico tuvo lugar en un acto público en el municipio de Mesetas (centro), en una zona donde ese grupo cometió numerosos ataques en el marco del conflicto armado interno, siete meses después de la firma del acuerdo de paz con el gobierno colombiano.
Las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) entregaron las armas en tres fases desde el 7 de junio. La última etapa terminó el lunes y ayer se cerró el ciclo con una ceremonia llena de simbolismo en un país que fue azotado por la violencia. "Adiós a la guerra, adiós a las armas. Bienvenida la paz", exclamó el líder de las Farc, Rodrigo Londoño, conocido como "Timochenko", en la ceremonia en Mesetas, en la que se celebró el fin del desarme de unos 7.000 combatientes de esa guerrilla. "No le fallamos a Colombia, hoy (por ayer) dejamos las armas", agregó Timochenko.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos celebró la declaración: "Al depositar las armas que tenían con ustedes en los contenedores de la ONU, los colombianos y el mundo entero saben que nuestra paz es real y es irreversible".
La declaración ocurrió en el mismo lugar donde esta guerrilla marxista, creada en 1964 tras una sublevación campesina, se consolidó e instaló su centro de operaciones. En el acto participaron el jefe de la misión de las Naciones Unidas, Jean Arnault, a cargo del proceso de desarme; representantes de los países garantes del acuerdo de paz, Noruega y Cuba; la cúpula de la guerrilla y representantes del Congreso y la Unión Europea, entre otros. "Consideramos que el compromiso con la dejación de armas individuales adquirido por las Farc ha sido honrado", expresó Arnault, tras recordar que el lunes la ONU certificó la entrega de 7.132 armas individuales en las 26 zonas donde están concentrados los ahora ex combatientes. El conflicto armado colombiano, en el que también participaron otras guerrillas, paramilitares y agentes estatales, dejó 260.000 muertos, 60.000 desaparecidos y 7,1 millones de desplazados.
El ex jefe guerrillero aprovechó la ocasión para exigir al gobierno el cumplimiento del acuerdo, al advertir que siguen los asesinatos de dirigentes sociales y de desmovilizados de las Farc. Santos le respondió que el Estado cumplirá el acuerdo y le regaló a Londoño una pala fabricada con un fusil AK-47.
Según el mandatario, el final de la entrega de las armas de las Farc "es la mejor noticia para Colombia en los últimos 50 años", aunque lamentó que se produzca después de que el conflicto dejara 260.000 muertos. Asimismo, dijo que ahora a las Farc les corresponde crear un movimiento político para actuar en la vida democrática del país. "No estoy de acuerdo con ustedes sobre el modelo económico y político que debe tener nuestra nación, pero defenderé con toda mi determinación su derecho a expresar sus ideas dentro del régimen democrático. Contarán con todas las garantías de seguridad que sean necesarias", afirmó.
Tras la entrega de las armas, los miembros de las Farc pasarán a la etapa de desmovilización y de sometimiento a una jurisdicción especial de paz para solucionar sus problemas con la Justicia, en una fase que se extenderá por varios meses. Tanto el presidente como expertos ven al desarme como un "hito" del proceso de paz, porque representa el epílogo de las Farc. "Significa el fin de la principal guerrilla armada en el hemisferio occidental. Significa el inicio de un postconflicto (...) y de un proceso difícil de reconciliación en el país", fuertemente dividido ante el acuerdo de paz, dijo el analista Jorge Restrepo.
Hasta el 1º de agosto quedarán en manos de algunos guerrilleros unas 700 armas para asegurar las zonas de concentración, dijo Arnault. En esa fecha, la misión "habrá almacenado todo el armamento" y "extraído sus contenedores" de esos campamentos. En paralelo, la ONU continuará ubicando más de 900 "caletas" o escondites de armas de las Farc, una tarea que deberán terminar para el 1º de septiembre. A la fecha ha verificado 77, "de las cuales ha sido extraído el armamento y destruido municiones, explosivos y armamento inestable". Las armas de las Farc serán fundidas para elaborar tres monumentos que serán colocados en la sede de la ONU en Nueva York, en Colombia y en Cuba, sede de las negociaciones de paz.
Retos
Tras su desarme, las Farc tienen al menos dos desafíos a la vista: la justicia transicional y su futuro político. El primer punto preocupa a las Farc debido a la demora en las amnistías e indultos a unos 3.400 guerrilleros presos, según la guerrilla, así como en la aplicación de un sistema de justicia especial. Pero este punto genera malestar en varios sectores, como en el partido derechista Centro Democrático, cuyo líder, el senador y ex presidente Alvaro Uribe, es un áspero opositor al pacto de paz por considerar que da demasiadas concesiones a los guerrilleros. "Uno de los temas críticos es que varios miembros de las Farc hacen política sin que hayan ido a la cárcel", dijo el analista de International Crisis Group en Colombia, Kyle Johnson.
Con respecto a su futuro político, los ex combatientes lo definirán en un congreso previsto para inicios de agosto. "¿Cuáles serán sus banderas políticas, en qué ideología se va a fundar? (Es) una pregunta que va a definir su éxito político", agregó Restrepo, director del centro de análisis del conflicto Cerac. Según Johnson, el postconflicto también tiene varias aristas: "la protección a ex combatientes, la sustitución de cultivos de coca (base de la cocaína) que promueven grupos armados, el narcotráfico y la corrupción" y "que el Estado llene los espacios dejados por las Farc para que otros grupos armados" no los ocupen.