Gana el que resiste. Esa máxima guía los 35 años de carrera política de Mariano Rajoy y gracias a ella acaba de lograr una nueva oportunidad, cuando había quienes lo daban por acabado una vez más. Su victoria electoral en España lo refuerza.
Gana el que resiste. Esa máxima guía los 35 años de carrera política de Mariano Rajoy y gracias a ella acaba de lograr una nueva oportunidad, cuando había quienes lo daban por acabado una vez más. Su victoria electoral en España lo refuerza.
Había apostado su futuro político a la repetición de las elecciones del 20 de diciembre, tras las que se convirtió en el primer candidato en 40 años de democracia que rechazó el encargo real de intentar formar gobierno. Sabía que no contaba con respaldo suficiente y decidió apartarse en vez de quemarse intentándolo en vano como el socialista Pedro Sánchez. Lo cuestionaron dentro del PP y fuera cuando se sentó a esperar. Pero desde la silla de la inacción fue viendo cómo sus enemigos políticos hacían malabares sin conseguir nada.
Las urnas confirmaron el domingo su estrategia, la de siempre, esa que con anterioridad ha dejado ya algún que otro cadáver político por el camino: resistencia y paciencia. Como en el ciclismo, del que es un gran aficionado, pedalea con ritmo constante y no pelea las etapas que en la general no merecen la pena.
Resistió a las presiones europeas para que España fuera "rescatada" en el peor momento de su crisis y se mantuvo inmutable frente a la corrupción en su partido. Aunque se lo ve incómodo, parece haberse acostumbrado a que cada tanto haya alguien que le recuerde el nombre de Luis Bárcenas y el "sms" que envió al ex tesorero del PP cuando ya se habían descubierto sus cuentas millonarias en Suiza: "Luis, sé fuerte".
Los casos de corrupción en su partido y las políticas de austeridad dañaron su imagen en sus cuatro años de mandato. Es el líder político peor valorado en las encuestas. Se queda lejos del aprobado. Y sin embargo, ahí está: ha vuelto a ganar. Superada la crisis económica, apostó en la campaña electoral al mensaje de la estabilidad, al de mantener las reformas y al del miedo a Podemos, pidiendo el voto útil. Le funcionó.
En la nueva era política en la que entró España tras la crisis, con la irrupción de las nuevas formaciones, el PP es el único que no ha acometido una renovación ni ha instaurado procesos de democracia interna que en el resto de las fuerzas políticas se traducen en elecciones primarias para la elección de candidatos. Su líder sigue siendo él, un señor gallego de 61 años. Licenciado en Derecho, con 24 fue el registrador de la propiedad (escribano) más joven de España. En política comenzó a ascender en su Galicia natal, donde desde los 26 años ocupó puestos de relevancia creciente, hasta ser con 31 vicepresidente del gobierno regional.
Para cuando en 1996 se casó con su mujer, con la que tiene dos hijos, había entrado en el primer Ejecutivo de Aznar. Fue ministro de casi todo durante ocho años, un apagafuegos. Aznar lo nombró sucesor. Tardó poco en criticarlo, y sigue haciéndolo. Rajoy tiene capacidad de trabajo y disciplina. El domingo vio de nuevo confirmado que lo que le funciona es la resistencia.