El Reino Unido negociará la ruptura con su principal aliado, la Unión Europea, con su integridad territorial en entredicho, después de que el gobierno de Escocia y el Sinn Fein irlandés anunciaran la realización de plebiscitos. Casi nueve meses después de que los británicos decidieran abandonar la UE en el referéndum del 23 de junio, hartos de la inmigración —según la lectura que hizo el gobierno de la premier Theresa May—, el proyecto de ley del Brexit para iniciar la ruptura fue aprobado anoche por el Parlamento con lo cual May tiene allanado el camino para la separación del país de la UE. Entre tanto, a May se le abrió un nuevo frente. La jefa del gobierno escocés, la nacionalista Nicola Sturgeon, anunció que solicitará permiso al Parlamento regional para convocar una nueva consulta de independencia del Reino Unido. "La semana que viene buscaré la autorización del Parlamento para llegar a un acuerdo con el gobierno británico" para este referéndum, con la idea de celebrarlo entre el otoño (boreal) de 2018 y la primavera de 2019, dijo Sturgeon, descontenta porque, afirmó, Londres no está teniendo en cuenta las necesidades de Escocia en el Brexit.