La elección de la fecha es simbólica, una reivindicación de la vida. El "Bataclan" reabrirá hoy sus puertas con un concierto del músico británico Sting, en la víspera del primer aniversario de los ataques terroristas en París. Esta histórica sala de conciertos ubicada en el este de la populosa metrópolis fue renovada durante meses para eliminar los rastros del ataque de los islamistas. "Ahora empieza otro tipo de reconstrucción: la vida en la sala y el trabajo para ello será más largo y difícil", dijo el copropietario de "Bataclan" Jules Frutos en declaraciones al canal francés RTL
El concierto de este fin de semana simboliza un nuevo comienzo en tiempos de tristeza y recuerdos. La ciudad colocará placas en los lugares de los hechos para recordar a las 130 personas que murieron en los atentados terroristas.
Francia no ha superado ni de lejos el trauma del 13 de noviembre de 2015.Ha sido el atentado terrorista más devastador que ha sufrido desde la Segunda Guerra Mundial, una "agresión a nuestro país, contra sus valores, contra su juventud, contra su estilo de vida", según dijo el propio presidente François Hollande.
El horror. A las 21:19 de aquella noche decenas de miles de fans del fútbol escucharon un estallido en el Stade de France. En el campo estaban jugando la selección de Francia contra la de Alemania, en el palco de honor estaban el jefe del Estado francés y el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank Walter Steinmeier. Lo que no sabían es que un terrorista suicida se acababa de quitar la vida fuera del estadio. Otros dos lo harían poco después. Seguidamente tres comandos terroristas del autoproclamado Estado Islámico (Isis) atentaron con armas automáticas y cinturones de explosivos. Iban bien preparados y actuaron con precisión. El centro de la lucha contra el terrorismo en francés, el CAT (Centre d'analyse du terrorisme) explicó recientemente que los preparativos habrían costado en torno a los 82.000 euros.
Tres hombres consiguieron matar a decenas de personas en terrazas de bares en un barrio del este de la capital. Pero el mayor baño de sangre lo perpetraron durante el concierto de rock del grupo estadounidense The Eagles of Death Metal en el "Bataclan", donde abrieron fuego de forma indiscriminada contra la gente que allí estaba y tomaron rehenes. Tan sólo en la sala mataron a 90 personas. Las fuerzas de seguridad sólo consiguieron capturar con vida a un presunto participante de la matanza. Tras meses de intensiva búsqueda Salah Abdesalam fue detenido en Bruselas. La serie de atentados de los últimos dos años ha sacudido fuertemente a Francia, donde se debate intensamente sobre la forma correcta de combatir el terrorismo, pero también sobre su propia forma de verse a si misma. En este sentido, las consecuencias de los atentados han sido muchos más dramáticas que el ataque contra la revista satírica "Charlie Hebdo" y un supermercado judío en enero de 2015.
La política cambió de tono. "Francia está en guerra", dijo Hollande. Su gobierno impuso el estado de excepción, Francia amplió sus ataques aéreos contra las posiciones del EI y la ley antiterrorista se endureció. "En un principio hubo un llamamiento a la unidad nacional, que se tradujo en un giro hacia la derecha del gobierno", dijo el sociólogo francés Michel Wieviorka sobre las consecuencias del 13 de noviembre. Pero la unidad no duró mucho. Como concesión a los conservadores, Hollande quiso ampliar las disposiciones para retirar la nacionalidad a los terroristas, lo que condujo a reproches en sus propias filas y la reforma de la Constitución fracasó. Una debacle política. Y a ello se suma que los planes antiterroristas no pudieron impedir que otras personas murieran, sobre todo en el ataque de Niza, donde 86 personas perdieron la vida.
La república. En la precampaña electoral en la que está inmersa el país, la política de seguridad es el tema número uno. La difícil situación económica y la crisis social han quedado en un segundo plano. Y regularmente el gobierno advierte que puede volver a pasar. El sociólogo Wieviorka ve en el acalorado debate un conflicto entre dos conceptos diversos de Francia: entre aquellos que lo apuestan todo a la seguridad y los que quieren un país abierto. Pero los franceses siguen muy apegados a su república. "No creo que el terrorismo pueda influir significativamente en los valores, pero cuestionarlos, seguro", señaló.