El grafitero cubano Yulier Rodríguez Pérez, famoso por sus gigantescos murales con fantasmagóricas figuras que destacan por toda la ciudad de La Habana, denunció que las autoridades de la isla lo detuvieron por 48 horas y le exigieron que "borrara" centenares de sus enormes obras de arte.
En declaraciones a Associated Press, "Yulier P", como es conocido artísticamente Rodríguez Pérez, contó que fue detenido la semana pasada cuando realizaba una intervención en un derrumbe en el populoso barrio de Centro Habana y conducido a la estación de policía. Antes de ser liberado se le hizo firmar una carta de advertencia, indicándole que si no eliminaba todas sus obras sería acusado ante un tribunal de "maltrato a la propiedad".
"Creo que el grafiti como obra artística en un lugar destruido aporta estéticamente a la imagen visual de la ciudad", afirmó el artista de 27 años. Ninguna autoridad cubana estuvo disponible para comentar sobre las acusaciones contra el artista.
En La Habana, donde los carteles y gigantografías están dedicados exclusivamente a eslóganes políticos del régimen o retratos de sus líderes, Yulier P se hizo notar desde hace tres años por inundar zonas importantes de la ciudad con sus personajes oníricos y fantasmales, con miradas espectrales, que igual mezclan una sencilla flor con rostros de mujeres. El de Yulier no es en absoluto "arte político", pero parece ser suficiente su ausencia de retórica "revolucionaria" para molestar al régimen castrista. Es algo que no controla, un factor clave en una dictadura como la cubana.
Aunque no lleva una cuenta precisa, Yulier P estima que realizó casi 200 murales en La Habana y algunos más en otras capitales del interior del país. "No voy a borrar las obras, yo creo firmemente que el arte en la ciudad —y más en estos espacios destruidos— es necesario porque establece un punto de diálogo", subrayó el creador amenazado. "Trato de promover la conciencia social, en las personas una actitud más responsable, más humana, más sensible".
A pesar de que Cuba tiene un prestigio ganado por su tradición en las artes plásticas y los pintores cubanos están en los museos más importantes, hay poca cultura de grafiti o expresiones callejeras. Pero es evidente que lo que provoca escozor al régimen es que se trata de un canal expresivo que está fuera de su control.
En cuanto a la legislación no hay una norma específica para esta expresión creativa, pero no está permitido escribir las paredes en espacios públicos o frentes de casa particulares, por lo que Yulier P aseguró que siempre busca lugares abandonados, derrumbes o basureros.
"Si hay algo que aprendí de José Martí (el prócer independentista cubano, muy invocado por el régimen) es que lo más importante es la obra, el pensamiento, y voy a asumir las consecuencias que tenga que asumir en pos de defender mi obra", remachó.