Con sus nuevas restricciones al comercio y los viajes a Cuba, el presidente estadounidense Donald Trump busca golpear el bolsillo del régimen de Raúl Castro, pero corre el riesgo de debilitar a un naciente sector privado muy dependiente del turismo, afirman los analistas internacionales. Además de las sanciones comerciales contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas, Trump anunció nuevas restricciones en los viajes de estadounidenses a la isla, que su predecesor Barack Obama había flexibilizado al calor del histórico acercamiento que inició a finales de 2014 con el antiguo enemigo de la Guerra Fría.
Un retroceso que preocupa a muchas compañías estadounidenses como la cadena hotelera Starwood, que inauguró hace un año un Sheraton en Cuba. Expertos vaticinan una caída en Estados Unidos en las reservaciones de boletos de avión, cruceros y hoteles para visitar la isla. "Para la economía cubana y el sector privado este cambio representa un gran golpe", señaló Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, grupo de reflexión con sede en Washington. "Las nuevas medidas estarán atacando las dos únicas fuentes de crecimiento que actualmente tiene la economía cubana: el turismo y el sector privado", destacó el economista cubano Pabel Vidal, de la universidad Javeriana de Cali, Colombia.
En una carta enviada esta semana a la hija mayor y asesora del presidente, Ivanka Trump, un grupo de 55 emprendedoras cubanas le advirtieron que "un retroceso en las relaciones (entre Cuba y Estados Unidos) traería consigo la quiebra de muchos (?) negocios" privados y el "sufrimiento de todas las familias que de ellos dependen".
Cerca de 300.000 estadounidenses visitaron la isla durante los primeros cinco meses de 2017, lo que representa un crecimiento de 145 por ciento respecto al año anterior. En 2016 llegaron a la isla 284.937 visitantes desde Estados Unidos, 74 por ciento más que en 2015. Estas cifras son todavía limitadas en comparación con los cuatro millones de turistas que visitaron Cuba el año pasado, pero según una reciente encuesta del instituto estadounidense Estrategias de Opinión Pública, más del 75 por ciento de los estadounidenses que viajan a la isla se hospedan en casas de alquiler privadas y el 99 por ciento comen en restaurantes privados, llamados popularmente "paladares".
Contraproducente
El crecimiento de los pequeños negocios privados, autorizados en los últimos años por el gobierno de Raúl Castro, "se venía enganchando a la demanda turística, que en parte crecía debido al flujo de turistas estadounidenses. Si controla este flujo y se ralentiza la demanda, los negocios privados serían duramente afectados", explicó Vidal. Y nada indica por el momento que estos efectos pueden ser mitigados por los esfuerzos anunciados por la Casa Blanca de "estimular el libre comercio" en Cuba. "Una reducción del turismo de Estados Unidos sería claramente un golpe no solo para los taxis, sino para todos los negocios privados: las casas de rentas, los paladares", declaró Carlos Alberto González, un taxista privado de 23 años.
Al prohibir cualquier comercio con el poderoso Grupo de Administración Empresarial (GAESA, un holding estatal controlado por las Fueras Armadas Revolucionarias), Trump intenta sancionar a los militares, un pilar del gobierno de Castro. GAESA controla desde los años 1990 tras el colapso de la Unión Soviética amplios sectores económicos del país y en especial del turismo, convertido en motor de la economía de la isla. El golpe de Trump al ejército cubano, opinan analistas, podría deprimir aún más una economía que entró en números rojos en 2016 (-0,9 por ciento del PIB), debido a la caída de los envíos de crudo de su aliada Venezuela. "Las compañías bajo control militar hoy son decisivas para operar los servicios turísticos. Si se restringe su capacidad para recibir inversiones externas y operar pagos internacionales, la economía de seguro se resentirá", advirtió Vidal.
Sin embargo, gran parte de la economía estatal de Cuba queda fuera del alcance de las medidas de Trump, pues no es administrada por las Fuerzas Armadas, como es el caso del níquel, servicios médicos, ron, tabaco o los productos farmacéuticos. Para Vidal, las medidas tomadas por Trump son "contraproducentes, pues afectan directamente al pueblo de Cuba y no ayudan a promover los cambios económicos, sociales y políticos".
Por el contrario, agrega Shifter, "estas medidas pueden reforzar (a los partidarios de) la línea dura en Cuba, al menos en el corto plazo", en momentos en que Raúl Castro, de 86 años, se dispone a pasar en febrero próximo la presidencia a una nueva generación del Partido Comunista de Cuba (único). A la espera de una reacción del gobierno cubano, el diario oficial Granma marcó la pauta el viernes y lamentó que Trump haya optado por "un regreso a la Guerra Fría".
"Cualquier estrategia injerencista está condenada al fracaso"
El gobierno cubano afirmó ayer que cualquier estrategia que pretenda cambiar el sistema en la isla está condenada al fracaso, y aseguró que Estados Unidos no está en condiciones de dar lecciones sobre derechos humanos e insistió en su voluntad de continuar el diálogo y la cooperación con el país vecino. En una declaración difundida simultáneamente en todos los medios estatales, el Ejecutivo de Raúl Castro respondió a los anuncios realizados en Miami por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien endureció las políticas de Estados Unidos hacia la isla.
"Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso", resaltó el gobierno cubano en su primera reacción al nuevo posicionamiento de Washington. La declaración cubana sostiene que el presidente estadounidense estuvo otra vez "mal asesorado", al tomar decisiones que favorecen los intereses políticos de una "minoría extremista" de origen cubano residente en el Estado de Florida. En el apartado de los derechos humanos, el gobierno cubano rechazó la "manipulación con fines políticos" y el "doble rasero" en el tratamiento de ese tema y asegura que el pueblo del país caribeño "disfruta de derechos y libertades fundamentales", y exhibe "logros de los que se siente "orgulloso", que son una "quimera" para muchos países del mundo, incluidos los Estados Unidos.
En otro tramo del comunicado, apuntó que la administración Trump recurre a "métodos coercitivos del pasado", al adoptar medidas de recrudecimiento del bloqueo,que "provoca daños y privaciones" al pueblo cubano y constituye un "innegable obstáculo" al desarrollo de la economía de la isla. Y consideró que las medidas anunciadas el viernes imponen "trabas adicionales" a las "muy restringidas" oportunidades que el sector empresarial estadounidense tenía para comerciar e invertir en Cuba y estimó que los cambios dispuestos por Trump constituyen un "retroceso" en las relaciones bilaterales.