Sin decir palabra, el hombre armado atravesó la zona de entrega de equipajes, disparando a los viajeros hasta que se le agotó la munición, dejando cinco muertos y seis heridos en el aeropuerto de Fort Lauderdale, que ayer reanudó sus operaciones. Presa del pánico, la gente salió corriendo de la terminal a la pista, maletas en mano durante el incidente del viernes. Otras personas se ocultaron en los baños, atrás de vehículos o de lo que pudieran encontrar mientras la policía y paramédicos ayudaban apresuradamente a los heridos. Los agentes intentaban además establecer si había otros atacantes.
Un ex soldado que se quejaba de que el gobierno controlaba su mente sacó a su llegada una pistola 9 milímetros de su equipaje, que ya estaba revisado, y disparó contra otros viajeros, según las autoridades.
El atacante fue identificado como Esteban Santiago, de 26 años, de Anchorage, Alaska, que estuvo de servicio en Irak con la Guardia Nacional, pero fue degradado y despedido el año pasado por desempeño insatisfactorio. Su hermano, Bryan, dijo que Esteban había recibido tratamiento psicológico en fecha reciente; su familia dijo además que hace poco se había estrenado como papá de un hijo varón. "¿Cómo es posible que el gobierno federal lo sabe, lo interna nada más que cuatro días y luego le dan el arma?'', se preguntó Bryan Santiago. "El FBI fallo ahí... Aquí no estamos hablando de alguien que vino del anonimato para hacer algo así. El gobierno federal lo sabía ya por meses, lo estaban evaluando ya desde hace tiempo, pero no hicieron nada".
Un agente dijo que el veterano de Irak había ingresado en noviembre en una oficina del FBI en Anchorage y afirmó que el gobierno federal controlaba su mente y que lo hacía ver videos del grupo radical Estado Islámico (Isis). Los agentes hicieron preguntas a Santiago, quien se veía agitado y decía cosas sin sentido, y llamaron a la policía que se lo llevó para una evaluación de salud mental, según el agente que solicitó el anonimato porque no estaba autorizado a hacer declaraciones sobre el asunto. Posteriormente el agente del FBI, George Piro, a cargo de la oficina local en Miami, confirmó que Santiago había ingresado en la representación en Anchorage, donde había indicado con claridad en ese momento que no tenía intención de perjudicar físicamente a nadie. Piro señaló que las autoridades examinan pistas en diversos Estados sin descartar terrorismo. "Consideramos cualquier ángulo, incluido el de terrorismo", afirmó. Las autoridades confirmaron por el momento que Santiago, nacido en Nueva Jersey, criado en Puerto Rico y que estuvo un año en misión en Irak, eligió este aeródromo para desatar el ataque, que se saldó con cinco víctimas mortales.
Colaboración
El atacante ha mostrado una actitud colaboradora durante los largos interrogatorios a los que ha sido sometido y que concluyeron ayer, agregó el agente. Santiago, quien permanece detenido, afrontará cargos federales y su comparecencia en un tribunal está prevista para mañana, afirmó Piro. El aeropuerto reabrió ayer en la mañana aunque muchos vuelos estaban cancelados o demorados, y había largas filas de pasajeros. El jefe policial en el condado Broward, Scott Israel, dijo que 37 personas resultaron lesionadas con raspaduras, moretones y fracturas durante la conmoción posterior a los disparos. Los seis heridos continuaban hospitalizados ayer. Tres de ellos en la unidad de cuidados intensivos, agregó.
El derramamiento de sangre posiblemente plantea el interrogante de si las autoridades relacionadas con la seguridad aérea necesitan cambiar algunas normas. El presidente Barack Obama recibió informes de su asesor de Seguridad Nacional. A su vez Donald Trump señalo que es una "situación de desgracia la que ocurre en nuestro país y en el mundo". Es demasiado pronto para afirmar si se trató de una acción terrorista, agregó.