Al gobierno de Barack Obama se le están acabando el tiempo y las opciones para cerrar el centro de detenciones en la base naval de Guantánamo, así que sus funcionarios se apresuran para excarcelar a todos los reclusos posibles y ponderan estrategias novedosas, como permitir que algunos lleguen a acuerdos con la fiscalía en videoconferencias y enviarlos a otros a países donde serían enjuiciados. Sin embargo, todo el esfuerzo parece demasiado tardío para el cierre de la prisión antes de que Obama deje la presidencia en enero próximo, lo que le dejaría imposibilitado de cumplir su promesa de campaña.
Grandes obstáculos. Entre los obstáculos están la dificultad en la transferencia de prisioneros de la base, interrogantes sobre la legalidad de los acuerdos con la fiscalía y una oposición fuerte en un Congreso dominado por los republicanos a cualquier cosa que pueda ayudar a Obama a cumplir su promesa. "Las manecillas del reloj han llegado a la medianoche y el pueblo estadounidense ha ganado", dijo el senador republicano Cory Gardner, quien ha dicho que se opondrá a cualquier intento de trasladar a prisioneros de Guantánamo a instalaciones en su Estado. "El presidente tiene que admitirlo".
Este mes, los legisladores se aprestan a extender la prohibición de trasladar a los prisioneros a suelo continental estadounidense. Eso dejaría al presidente sin recursos para cumplir con el plazo de enero de 2017, a menos que haya un cambio inesperado en el Congreso o una orden ejecutiva que sería políticamente explosiva.
La Casa Blanca ha estado indicando cada vez más una estrategia paralela: trata de reducir el número de reclusos para convencer a los legisladores de que es demasiado costoso sostener Guantánamo como prisión.
De los 80 prisioneros restantes, se ha autorizado la transferencia de 30 al extranjero. La mayoría se irá a finales de junio y en julio, de acuerdo con un funcionario estadounidense. Esos prisioneros irán a diversos países, incluso al menos uno a Europa, afirmó el funcionario, que habló a condición de no ser identificado. Otros siete enfrentan juicio ante una comisión militar, incluso cinco acusados de planear y apoyar los ataques del 11 de septiembre de 2001. Otros tres han sido hallados culpables, pero el proceso en comisiones ha transcurrido a paso glacial.
En abril, el Pentágono presentó nuevas propuestas para Guantánamo, pero ninguna ha sido incorporada a la legislación de defensa debatida en el Congreso. Los 40 restantes fueron algunas vez considerados para juicio o retenidos como "detenidos bajo leyes de guerra" hasta el fin de las hostilidades en la lucha contra el terrorismo que comenzó tras los ataques de 2001.
Blanco de duras críticas. Desde su apertura en 2002, cuando llegó a tener 800 prisioneros, los tribunales militares especiales de Guantánamo fueron blanco de duras críticas porque permitieron durante varios años la encarcelación de personas sin que hayan sido acusadas de nada. Además, en los procesos que se iniciaron, se aceptaron confesiones obtenidas bajo presión y pruebas de testigos que nunca fueron llamados a confirmar sus versiones.