El anuncio de la renuncia del vicepresidente de Uruguay, Raúl Sendic, acusado de malversación de fondos y golpeado por otros escándalos que fueron erosionando poco a poco su prestigio político, generó una sensación de alivio en amplios sectores del oficialismo uruguayo, ante un desenlace que era inevitable pero que prometía un ruido mucho mayor, ya que el hasta ayer alto funcionario aseguraba que iba a resistir la destitución.
Sendic sorprendió el sábado al comunicar su decisión de dimitir cuando el Frente Amplio (FA) debatía aplicarle una sanción por haber usado en beneficio personal tarjetas corporativas de la petrolera estatal Ancap. Sendic estuvo al frente de la deficitaria petrolera entre 2010 y 2013. Su gestión no fue precisamente brillante. El caso de malversación, revelado por la prensa en junio pasado, terminó de colocar en el centro de la escena a Sendic. Ya desde 2014 era cuestionado por las pérdidas sufridas por Ancap-que investiga la Justicia- y, desde 2016, por haberse arrogado un título profesional —licenciado en genética humana— que no posee.
Para el influyente diario El Nacional, "Cayó el telón. Cuando se esperaba una tumultuosa sesión del plenario del Frente Amplio en el curso de la cual el vicepresidente iba a exponer su defensa y había y dicho que "allí conocerán mi verdad y les demostraré mi inocencia", Sendic optó por presentar su renuncia. Explica el diario montevideano que "el vicepresidente había salido muy mal parado de su presentación ante el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio sobre los gastos que realizó con la tarjeta corporativa de Ancap. Tal vez peor de lo que se esperaba", pues los miembros de ese cuerpo por unanimidad le echaron en cara su falta de "responsabilidad ética y política", su "incumplimiento reiterado de normas de control" y "no deja dudas de un modo de proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos". Un dictamen lapidario. El periódico agrega que "este tema no daba para más. Hace meses que el país está paralizado porque el partido del gobierno, en lugar de preocuparse por gobernar concentró todos sus esfuerzos en una severa lucha interna, donde los distintos grupos del conglomerado se alinearon en posiciones enfrentadas e intransigentes".
Mientras el gobierno del presidente Tabaré Vázquez se veía paralizado, "se había elevado la confrontación a un punto inimaginable que amenazaba la propia institucionalidad" del FA. En los últimos meses algunos dirigentes del FA pidieron su renuncia y el presidente Vázquez le fue soltando la mano.
El se aferró al cargo hasta el sábado, cuando el plenario del FA discutía el dictamen del tribunal de conducta del partido, que le atribuyó una actitud antiética por las compras de miles de dólares hechas con las tarjetas de Ancap en ropa deportiva, bazar y joyerías.
Sendic entregará la renuncia ante la Asamblea General legislativa, que la someterá a votación. Según la Constitución debe sucederlo Lucía Topolansky, esposa del ex presidente José Mujica (2010-2015), por ser la segunda senadora más votada. Mujica es el padrino político de Sendic y arquitecto de su vicepresidencia. El sábado incluso salió a minimizar la gravedad del caso con su característico lenguaje campechano. Ayer, en cambio, felicitó a Sendic por renunciar. "Colocó como prioridad la unidad", lo elogió. Mujica destacó el peso del sector de Sendic dentro del FA. Tiene tres diputados y un senador. "No se puede escupir en un ojo a alguien y al otro día pedirle los votos para que te acompañe, no es inteligente. A mí me preocupa la estabilidad del gobierno", explicó—o advirtió— el ex presidente.
El diario El Observador, que destapó el caso del falso título universitario de Sendic, hizo un análisis centrado en el pasado político del caído dirigente. "Las caídas duelen más cuando más alto se vuela, y el vuelo del renunciante vicepresidente Raúl Fernando Sendic fue lo suficientemente relevante como para que el golpe recibido le mueva el esqueleto a él y a su fuerza política, replique en la estructura institucional del país", señala el diario. "Difícilmente Sendic hubiera emprendido el vuelo del que se despeñó en estas horas, sin el soplo de su padre Raúl Sendic, el "Bebe", el mítico líder guerrillero tupamaro", agrega el editorial. "La sangre puede dotar al heredero de una transfusión de capacidades únicas, pero también puede convertirse en una pesada lápida. Ambas cosas ocurrieron en el caso de Raúl Fernando". Cuando su padre cayó preso en los años 70, él sufrió la pobreza y el peso, entonces negativo, de su apellido. Se fue a estudiar a Cuba. Se afilió a una rama radicalizada y "purista" de los tupamaros, el Movimiento 26 de Marzo.
Mirando al futuro, la caída de Sendic es vista con alivio por el Frente Amplio. "Sentimos alivio para el FA en un momento crucial", con las elecciones de 2019 cada vez más cerca, admitió el diputado Darío Pérez. "La gente nos decía que termináramos con el caso Sendic y nos ocupáramos de sus problemas", admitió el diputado Alejandro Sánchez. Según una encuesta, el 62 por ciento consideraba que Sendic debía renunciar.