Los ministros alemanes de Interior, Thomas de Maiziere; y de Justicia, Heiko Maas, acordaron ayer un conjunto de medidas de seguridad más duras que incluye presionar con la ayuda al desarrollo y los visados a los países de origen que no acepten a sus deportados. Tres semanas después del atentado en un mercado navideño de Berlín, los ministros prometieron un contundente paquete de seguridad "antiterrorista". "No podemos prometer a los ciudadanos una protección total frente a actos terroristas pero sí podemos hacer todo posible para evitar que un caso Amri se repita", dijo Maas en relación al autor del ataque en el que murieron 12 personas. Entre las medidas acordadas se incluye la vigilancia con tobilleras electrónicas "muy necesarias" de las "personas consideradas peligrosas o potenciales terroristas" por las fuerzas de seguridad y la prisión preventiva previa a su expulsión para esos casos. Ambos anunciaron la introducción de modificaciones legales que facilitarán la detención de potenciales islamistas antes de ser deportados a su país de origen, y De Maiziere remarcó que todos sus pares de la UE están de acuerdo en vincular la ayuda con el grado de cooperación de los países de origen a la hora de aceptar a los deportados. "Habrá menos ayuda al desarrollo" para los Estados que muestren "menor disposición a cooperar" en las deportaciones, dijeron los ministros.