Ese dato ayuda para demostrar lo relativas que son las cifras, pero también, y fundamentalmente, lo distintos que son canallas y leprosos a la hora de afrontar sus compromisos.
Para progresar en el campo de juego en cada partido, Central dio hasta aquí en el torneo un promedio de 350 pases, mientras que Newell's utilizó 269.
A pesar de que los auriazules se asumen como un equipo mucho más frontal, necesitan más de la elaboración.
El promedio de faltas, lo que supone un complemento de la interrupción del juego rival y como consecuencia mayores chances de recuperación, es de 16,6 por partido para Central y 14,3 para Newell's.
Eso, obviamente, incide en un mejor número para Central en la recuperación de la pelota, aunque no demasiado: 19,8 pelotas sobre 18,5 por partido.
Pases, faltas y recuperación le dan a Central por un margen no demasiado grande, o al menos lo sugieren, un mayor protagonismo dentro del desarrollo, lo que de ninguna manera significa una mejor calidad de juego. Y mucho menos a la hora de sopesar la contundencia o un mejor cierre de jugada.
Central tiene un promedio de 10,5 remates al arco por partido y Newell's 9,8. Prácticamente no hay diferencias.
El último ítem utilizado para hacerlos jugar imaginariamente desde las estadísticas es la tan mentada posesión, mucho más amiga de las apariencias que de la realidad.
Allí Central se impone por 59,6 contra 54,8 de Newell's, aunque el número más alto en un partido les corresponde a los rojinegros: 71% de posesión frente a Gimnasia en la última fecha.
Por supuesto que el mejor número de Central corresponde a la quinta fecha, cuando goleó 5 a 0 a Arsenal: 65%.
No obstante, lo relativo del dato, al menos para el equipo de Coudet, queda expuesto en las mejores marcas que le siguen: 63% de posesión frente a Vélez y Estudiantes con derrota en ambos casos.
Es más, la goleada ante Arsenal no está acompañada de un monopolio del balón a la altura de semejante diferencia.
Newell's tiene números más austeros en el rubro, pero tampoco necesita para mostrar sus virtudes o ser superior al rival. Su mejor partido en el torneo, lejos, fue ante Atlético Tucumán en el Coloso y allí tuvo una posesión de apenas el 46%.
Está claro que controlar la pelota no fue determinante hasta aquí para ninguno de los dos, sí lo era la temporada pasada para Central.
Y ahora, los números adquirirán movimiento, o eso se intentará. Para darle un poco más de interés al juego.
Bien puede imaginarse un partido con la iniciativa para Central y un papel expectante para Newell's. Menos recaudos en los canallas que en los leprosos, mucha más compensación de las líneas en los rojinegros que en los auriazules. Pero también dependerá de los nombres.
No es lo mismo Central con Montoya que sin él, fundamentalmente porque no tiene reemplazo.
No se puede suponer la potencialidad de Newell's de la misma manera con Scocco que sin él. Nacho fue siempre, en los 5 partidos que jugó, el futbolista más importante de Newell's. Hizo más de la mitad de los goles que tiene el equipo.
Cada vez que no tuvo a Montoya, Central lo sintió. Está muy escaso de volantes por derecha el plantel del Chacho. Y ante Gimnasia, Newell's no sólo pudo jugar sin Scocco, sino que ganó y hasta salió a la cancha sin delanteros. He aquí una diferencia para el lado del Parque: la practicidad parece ser una de sus virtudes. Por las dudas, se aclara que quedan fuera de análisis las cuestiones estéticas: no vienen al caso ni ganan partidos, sólo sirven para estirar las charlas de café o la capacidad discursiva de algunos entrenadores.
Algunos números más para imaginar el partido más cerca de las áreas.
Central hizo 9 goles (5 en un mismo partido) y recibió 6, pero en la mitad de sus compromisos mantuvo el arco en cero. Newell's marcó 7 y sufrió apenas 2, uno de ellos de penal y el otro prácticamente en contra, aunque Santana (Sarmiento) pateó al arco desde afuera del área. El desvío en Domínguez dejó sin chances a Pocrnjic.
Defensivamente Newell's parece más consolidado y Central con un mayor poder de fuego, aunque esto último no se refleja demasiado en las cifras.
Esos son los números previos calientes del clásico porque suman y quitan puntos. Y en el rubro hay una ventaja para el equipo de Osella.
Los estados emocionales, absolutamente intangibles pero influyentes, pueden incidir en el juego al punto de hacer trizas cualquier tendencia.
Newell's llega mejor acomodado y con una cosecha por encima de las expectativas a pesar de que el fixture fue muy bondadoso con los dos en el inicio del torneo, por lo cual intentar calificar la campaña no sólo podría generar el error de la escasa muestra que representan 6 partidos sobre 30, sino la calidad de la misma.
Pero por encima de todo lo escrito hasta aquí, el dato estadístico más importante y que seguramente dirá presente es el del mano a mano.
Si Newell's no gana, en unos días se cumplirán ocho años que no puede vencer a Central. Un montón. Una racha insólita para un clásico históricamente tan parejo.
Ya fuera de los números, o no tanto, ese parece ser el mayor desafío de los rojinegros: despojarse del pesado historial contemporáneo que lo abruma.
El reto para los canallas está en su interior: si siguen pensando que hay una persecución contra ellos, como expusieron casi todos después de la derrota ante Estudiantes, se los devorará el monstruo que ellos mismos alimentan.
Ambos van a necesitar de la serenidad para que no jueguen los agentes externos, que en los clásicos casi siempre dan el presente.