Para las vacaciones, quién no sueña con playas y mar pero en el Caribe. Porque, sin entrar en comparaciones inútiles, no hay destino de verano que se le compare. Las playas caribeñas tienen ese "qué se yo" (con perdón de Horacio Ferrer) que les da el clima, la vegetación, el mar cristalino y de colores inimaginables, y la onda que le pone la gente nativa.
Si se habla de Caribe, se hace referencia a una región amplísima, con una oferta turística variada y numerosa y bellezas naturales en franca competencia. Pero, puestos a elegir, hay tres opciones que son inevitables: Cuba, Punta Cana (República Dominicana) y Cancún (México).
Cuba, ahora o nunca. Si una de las bellas que abundan por aquí camina por La Habana Vieja, no se sienta sorprendida ni se enoje si escucha que le hacen "bsss bsss". Seguramente es un cubano que la está chistando (ellos no hacen chis chis) y a continuación le dirá "tlemenda maami". Es su manera de homenajear la belleza.
Así es Cuba, toda la isla parece rezumar sensualidad, desde su verde y frondosa vegetación, hasta sus playas blancas y doradas y su mar verde turquesa, pasando por la exuberancia de su gente.
Los Cayos, como el Santa María o Ensenachos, unidos a la isla por un pedraplén; Varadero, la más famosa de sus playas; Santa Clara, histórica y heróica, donde el comandante Che Guevara produjo un hecho que dio el triunfo a la Revolución y en cuyo mausoleo descansan sus restos; Trinidad, hermosa ciudad detenida en la historia con sus callecitas empedradas, y Playa Girón, otro jalón épico de la Cuba revolucionaria.
Son solo algunos de los muchos rincones que podrá descubrir en la isla con forma de cocodrilo que, desde el restablecimiento de sus relaciones con los Estados Unidos, se ha convertido en el destino caribeño por excelencia. Con riesgo de verse colapsada por el aluvión de turistas que llegará ahora, el desarrollo de infraestructura hotelera es incesante. Sólo en los cayos hay 13 hoteles nuevos, algunos terminados y otros en vías de serlo.
Pero si en algo también se destacan los cubanos es en el ingenio al servicio de las falencias. Desde hace algunos años, hay casas y departamentos que se alquilan por día y los ya famosos "paladares", hogares particulares donde se puede comer por precios muy accesibles. Conocer Cuba es para no arrepentirse y si ya la conoce, vale la pena un regreso.
Punta Cana, la dominicana.
El principal destino del menú que ofrece República Dominicana, es Punta Cana, desde que a fines de la década de 1970 algunos inversionistas vieron la veta turística y comenzaron a explotarla. Hoy, el aeropuerto internacional de Punta Cana recibe más vuelos diarios que la propia capital, Santo Domingo.
Y, justamente, cuando el avión se detiene en la pista y se abre la portezuela para bajar, el viajero tiene la primera señal de que está en el Caribe: una oleada de calor y humedad lo recibe en la escalerilla. Si hace falta algo más para ratificar el ambiente caribeño, la misma estación aérea lo hace: techos de hojas de palma; grandes columnas y cabreadas de madera del lugar y laterales abiertos, para que la siempre presente brisa marina refresque naturalmente el ambiente.
Las playas tienen nombres tan lógicos algunas como extraños otras: Arena Gorda, por el "cuerpo" de los granos, obvio; Bavaro, por el nombre de la cadena hotelera, o Cabeza de Toro y Cabo Engaño, vaya a saber por qué. Son casi 50 kilómetros de playas para elegir.
En lo que sí son uniformes es en su belleza natural, con arenas blancas, aguas azul verdosas, palmeras que casi besan el mar y, sin lugar a dudas, alta cantidad y calidad de oferta hotelera. Allí están presentes las principales cadenas internacionales de hoteles, con servicios para todas las necesidades: familias, parejas, sólo adultos.
Dicen que dicen que Punta Cana es el "paraíso del todo incluido" y algo de eso hay. Fuera de la zona hotelera se pueden hacer excursiones, pero siempre con guías y agencias reconocidas, las que atienden en los lobbies de los hoteles. Pero si va a Punta Cana en busca de los placeres caribeños, para qué distraerse, ahí están.
Cancún
La Miami mejicana. La comparación de Cancún con la ciudad norteamericana de La Florida no les gusta mucho a los locales, pero ella surge del parecido con aquella y del hecho de que fue, en su momento, el lugar elegido por los estadounidenses para vacacionar y le dieron cierta impronta "gringa".
En Cancún el desarrollo inmobiliario, hotelero y turístico se dio en la década de 1960 a lo largo de una península con forma de 7 separada del continente por lagunas salobres y cenotes. Por eso, algunos la consideran una isla. La zona de playas, donde se levantan los impresionantes hoteles de las principales cadenas internacionales, es particularmente bella, con balnearios de arenas blancas y un mar de increíbles y variados azules.
Esa zona fue la más dañada por el huracán Wilma, en 2005, que castigó por más de dos días el lugar. Sin embargo, la costa y las playas fueron totalmente recuperadas y hoy lucen como un espléndido destino caribeño.
La cercana Isla Mujeres es un destino en sí mismo o para una excursión en barco, por el día, desde Puerto Juárez. Otra excursión por mar es a la isla Contoy, con paradas previas para practicar snorkel o buceo. Visitar los cenotes, grandes pozos naturales llenos de agua dulce de sorprendentes transparencia y colores, y sumergirse en ellos, es uno de los "imperdibles" de la zona.
Cancún, o kaan kun que en maya significa "nido de serpientes", se recuesta sobre la costa del Caribe a la espera de visitantes ávidos de mucho sol, playas y mar. Una temperatura máxima promedio de 32º, una media de 28º y 110 días de lluvia por año lo garantizan.
Si además de todo eso quiere ruido, movida nocturna y hacer compras, la zona comercial y recreativa Plaza El Rey con su aspecto urbano, sus boliches y shoppings, cubre ampliamente las expectativas.
Juan Erramouspe / Especial para La Capital