El sacerdote José María "Pepe" Di Paola, quien el año pasado fue amenazado por narcos por sus denuncias de comercialización de drogas, dejará hoy la parroquia de la villa 21-24 del barrio porteño de Barracas, tras una misa presidida por el cardenal Jorge Bergoglio.
En el marco de la fiesta religiosa de la Inmaculada Concepción de María, el purpurado porteño impartirá el sacramento de la confirmación a jóvenes de la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, donde "el cura villero" es párroco desde marzo de 1997.
La celebración eucarística comenzará a las 20 y será el último acontecimiento público que tendrá el padre Pepe en la villa, previo a su viaje a la diócesis de Añatuya, en Santiago del Estero, considerada la jurisdicción eclesiástica más pobre del país.
Di Paola negó que las amenazas recibidas hayan precipitado su decisión de irse a misionar al noroeste argentino.
"Convivimos con amenazas". "Las amenazas son una cosa con la que convivimos todos los días quienes estamos en esto. La decisión de irme es mía, hace años que quería seguir mi tarea pastoral, mi opción por los pobres, en el interior del país", dijo a DyN el sacerdote.
El 22 de abril del año pasado, Bergoglio había denunciado -aunque sin dar su nombre- que un sacerdote que trabaja en las villas porteñas "fue amenazado" tras suscribir un documento advirtiendo que la droga "está despenalizada de hecho" en estos asentamientos, sin que las autoridades hagan nada por los adolescentes y jóvenes que tienen "ese veneno en sus manos".
"Estas amenazas no son «chaucha y palito», porque no sabemos en qué pueden terminar", advirtió entonces el primado argentino en una misa frente a la Plaza de Mayo, donde también dio a entender que la intimidación provenía de narcotraficantes, a quienes identificó como "poderosos mercaderes de las tinieblas".
La curia porteña confirmó después que el sacerdote amenazado era José Luis Di Paola, párroco en la villa 21-24 de Barracas.
Hace un mes, fuentes eclesiásticas revelaron que el sacerdote recibió una nueva amenaza a modo de ultimátum, por eso acordó una salida "no traumática" con el cardenal Bergoglio.
No obstante, Di Paola minimizó el hecho y dijo que se va de la villa por decisión propia.
"Hace años que quiero llevar mi experiencia sacerdotal y misionera, esta opción, a esos lugares muy pobres donde la gente no tiene ni para comer", aseguró el sacerdote.