El estado de abandono del cementerio El Salvador volvió a generar enorme preocupación. Sin embargo, esta vez no es sólo por los robos, faltantes de elementos básicos y suciedad, sino que una gran grieta en el cielo raso de uno de los pórticos pone en jaque una enorme estructura.
Familiares de personas allí inhumadas señalaron que el deterioro "crece día a día". Los vecinos dijeron que al notorio descuido de las instalaciones se sumó directamente la eliminación de "cuestiones fundamentales ligadas al orden y la convivencia".
Alejandro, quien fue a visitar la tumba de su padre hace pocos días, no pudo hallar cestos de basura para arrojar flores marchitas y, en cambio, se encontró con montículos de residuos en medio de los pasillos. "Y eso que estuve en el sector más antiguo, que dicen que es histórico y que lo preservan. No me quiero imaginar el resto de ese predio tan grande", confesó a LaCapital.
Según relató el hombre, quien asiste a la necrópolis en fechas especiales, "en la actualidad concurre menos público que en años anteriores". Durante el Día del Padre (19 de junio pasado), cuando fue allí, "no había demasiada gente, pero sí muchos problemas para los pocos asistentes", dijo. Fue en este punto cuando comenzó su descripción de la desidia: "No había cestos, los restos de residuos estaban tirados dentro de las piletas y a los costados, e incluso en el centro de los pasillos".
Excremento. Pero el relato fue más allá. Alejandro marcó que "esas mismas piletas no tienen canillas y en su interior suele encontrarse excremento de gato". En tanto, dijo que el domingo en que estuvo en el cementerio, "la baldosas de grandes sectores estaban cubiertas con heces de murciélagos".
Sin embargo, la situación más peligrosa, según la recorrida del visitante, se da en la zona de avenida Presidente Perón a la altura de Suipacha, en uno de los pabellones de los llamados nichos a perpetuidad. "El techo que da sobre el segundo piso está rajado de tal modo que debajo se clausuró la escalera de acceso", indicó.
La grieta va de pared a pared y tiene varios centímetros de espesor. Distintas personas indicaron a este diario que, "como cayó algo de mampostería hubo de cerrar el paso de la gente".
Sin embargo, no hay nadie que indique que por allí no se debe pasar, salvo a través de una cinta de contención.
Así, Alejandro se explayó sobre la falta de seguridad en el predio. A su juicio, si bien hay personal de vigilancia, "sólo hay empleados en los ingresos y no en otras áreas del cementerio, por lo que en el interior la soledad es llamativa".
Tanto, que lo robos de distintos elementos y ornamentaciones siguen produciéndose con libertad. "Faltan las jardineras galvanizadas donde van las flores, ni hablar de las canillas de las piletas y también se han llevado rejillas, por lo que algunas están sostenidas con alambres", subrayó Alejandro indignado antes de agregar que "la desaparición de placas de bronce es una constante".
El hombre destacó que "la única pileta en condiciones, al lado de la que hay un cesto, es la de la entrada por avenida Francia".
En este sentido, se preguntó "para qué alcanza lo que se recauda por mantenimiento de nichos y panteones. Es cierto que los valores quedaron atrasados".
Por último, recordó las visitas guiadas a la necrópolis y cuestionó que se realicen en un lugar tan "abandonado".