La serie de la Copa Davis en donde Argentina intentará dar lo mejor (aunque no presenta lo mejor) está cada vez más cerca. La sombra de que esta serie viene mal parida desde el vamos hace dudar de la suerte del “equipo” nacional, más allá de que el historial se empecine en demostrar la superioridad de los albicelestes con un contundente 6-2. Los partidos hay que jugarlos y en esta ocasión no hay favoritos. Los mejores no están lo que hace pensar que “del éxtasis a la agonía oscila nuestro historial. Podemos ser lo mejor, o también lo peor, con la misma facilidad” como gritaba Cordera con la Bersuit al cantar la “argentinidad al palo”. La deserción de Del Potro fue un golpe al corazón y seguramente se va a sentir, pero no hizo otra cosa que poner de manifiesto el espíritu individualista de este deporte. El tandilense no es el único, es más, parece que se estila. El caso del carismático alemán Tommy Haas es más o menos parecido ya que a los 34 años selecciona bien cada torneo que juega y esta vez prefirió evitar el desgaste físico que implica el polvo de ladrillo.