Estados Unidos puso fin a las conversaciones directas con Rusia sobre un alto el fuego en Siria, debido a la falta de voluntad de Moscú para terminar con la violencia, comunicó el Departamento de Estado. "La paciencia con Rusia ha llegado a su fin", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. Los masivos y reiterados bombardeos rusos sobre la ciudad de Alepo han causado incontables víctimas entre los civiles.
"Esta no es una decisión que se haya tomado a la ligera", señaló el portavoz John Kirby en una declaración, en relación a las extensas negociaciones que Estados Unidos y Rusia llevaron adelante hasta ahora en un esfuerzo de poner fin a la guerra civil. "Lamentablemente, Rusia no logró estar a la altura de sus compromisos y tampoco estuvo dispuesta a asegurar que el régimen sirio adhiriera a las disposiciones que Moscú había acordado".
La declaración de Estados Unidos también cita los bombardeos intensificados de Rusia y Siria contra áreas civiles, infraestructura y hospitales, incluyendo un ataque contra un convoy de ayuda de la ONU el mes pasado. La primera reacción de Moscú llegó de parte la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova. Estados Unidos ha sido incapaz de cumplir acuerdos clave y ahora está tratando de responsabilizar a Rusia, dijo la portavoz. En particular, Estados Unidos no fue capaz de separar a los llamados "grupos rebeldes moderados" de la organización terrorista Fatah al-Sham, ex Frente al-Nusra, brazo de Al Qaeda, en Alepo, acusó Zakharova. "La inacción de Washington permitió que ellos (los terroristas) se reagruparan, recibieran armas y se movilizaran", aseguró la funcionaria rusa.
Resolución rechazada. Antes, Rusia había rechazado una resolución de la ONU para un alto el fuego en Alepo y anunciado su intención de volver a negociar con Estados Unidos otro cese de hostilidades, según dijo el viceministro del Exterior, Guennadi Gatilov. El borrador de la resolución francesa tiene una motivación política y está destinado a presionar a Siria y a Rusia, aseguró Gatilov en Moscú. En lugar de ello, añadió, Rusia quiere presentar su propia propuesta al Consejo de Seguridad de la ONU. Moscú ejerce este mes la presidencia del poderoso gremio dentro de Naciones Unidas. Como miembro permanente, posee además poder de veto, al igual que EEUU, Francia, China y Reino Unido.
Gatilov indicó además que hasta la fecha no se habían registrado avances en las conversaciones con Estados Unidos. Moscú ha propuesto en varias ocasiones el modelo de las 48 horas sin bombas, pero Estados Unidos se ha negado a ello, adujo Gatilov. Como ya es rutina, el viceministro ruso negó que los bombardeos aéreos rusos hayan destruido hospitales y viviendas de civiles en Siria. Tácitamente admitió sin embargo esa responsabilidad al decir que muchos de los "presuntos hospitales" son escondites de combatientes. Además, se utiliza a los civiles como escudos humanos, sostuvo Gatilov. Moscú y Washington habían acordado en septiembre un alto el fuego, que sin embargo fracasó pocos días después y provocó una escalada de violencia.
Kerry ya había advertido en la última semana con poner fin al diálogo con Moscú y habló varias veces con su homólogo ruso, Sergei Lavrov. Por su parte, el ministro ruso había recalcado más temprano que era importante no hacer fracasar el acuerdo con Estados Unidos. En los últimos días, Alepo sufrió los bombardeos más violentos por parte del régimen sirio y de la fuerza aérea rusa desde el comienzo de la guerra civil en 2011.
Otro hospital atacado. Al menos tres trabajadores que intentaban reparar un hospital en la parte este de Alepo, en manos de rebeldes, murieron ayer al volver a ser bombardeado por tercera vez en una semana, informó una fuente médica. El ataque mató además a otras cuatro personas que estaban fuera del hospital en el área, dijo el doctor Abu al Izz, de la Sociedad Sirio-Americana, que gestiona el centro médico. Los reiterados ataques a hospitales en el área insurgente de Alepo han sido condenados por la ONU y numerosos países de Occidente. Al Izz e Ibrahim al Hajj, del grupo de rescatistas Cascos Blancos en el este de Alepo, aseguró que el hospital había sido alcanzado por una bomba "bunker buster" (antibúnker), diseñada para destruir instalaciones bajo tierra. Además señalaron a los aviones rusos como los responsables.
Rusia comenzó hace un año a bombardear Siria en apoyo del presidente Bashar Assad. Esa campaña aérea cambió el rumbo de la guerra en favor del dictador sirio y ayudó a las fuerzas del gobierno a ganar terreno tanto contra los insurgentes como a la milicia terrorista Estado Islámico, y ha conseguido imponer un cerco a Alepo, donde viven atrapados entre 250.000 y 300.000 civiles.