Las informaciones sobre Venezuela suelen llegar fuertemente sesgadas. El clima de fuerte división política entre chavistas y antichavistas tiñe casi la totalidad de las crónicas que describen cada paso que da el Estado caribeño. La aprobación de la ley orgánica de educación fue uno de los últimos hechos que generaron apoyos y rechazos. En este marco, el director general de formación docente, posgrado e innovación tecnológica de Venezuela, Rubén Reinoso, sostiene que "no es posible contribuir a una sociedad socialista, que es a lo que apostamos, sin que la gente tenga posibilidad de desarrollarse en sociedad por la vía de la adquisición de conocimiento". Y a renglón seguido advierte que "el acceso al conocimiento es un derecho fundamental, pero solo es posible en una sociedad donde haya justicia e igualdad".
El funcionario estuvo de visita en Argentina para participar de una mesa de cooperación académica con la Universidad Nacional de Rosario (UNR), a la que resaltó por "su más que interesante tradición de integración". La reunión sirvió para analizar el desarrollo futuro de proyectos de investigación conjuntos y planes de movilidad docente y estudiantil, entre otros temas (ver aparte).
Con respecto a las políticas de Estado en materia educativa aplicadas en Venezuela, propuso no dejarse llevar por "los fantasmas" que muestran sólo las opiniones disidentes al chavismo, señalando a modo de ejemplo el aval de los docentes a la nueva legislación para la enseñanza. También destaca los avances logrados en materia de acceso y expansión de la educación superior venezolana.
—Una de las deudas de la educación superior en la región es el acceso de los sectores más postergados a las universidades. ¿Cuál es la realidad venezolana en este punto?
—Nosotros apostamos directamente a la inclusión de los excluidos. El caso de medicina es ilustrativo, porque en Venezuela históricamente las facultades de medicina estaban en manos de sectores pudientes de la sociedad, y hoy tenemos 30 mil estudiantes que vienen de los estratos más postergados. Vamos a seguir apostando por ese esquema, porque creemos que la educación es un derecho de todos, y a las personas históricamente postergadas tenemos que reivindicarlas y reinsertarlas por la vía de programas. En consecuencia, nosotros tenemos la obligación de redistribuir esa riqueza a todos los habitantes, que tienen derecho a la educación en tanto bien social y derecho humano.
—¿En este marco se explica la creación en 2003 de la Universidad Bolivariana?
—En realidad estamos creando 39 universidades, pero es cierto que la Bolivariana es la mas emblemática y la que tiene más tiempo en la revolución. En estos momentos convertimos 29 institutos tecnológicos en universidades y creamos 10 universidades nuevas, especializadas y territoriales. Las especializadas dependen de la tutela del ministerio de su área: la de ciencias básicas depende del Ministerio de Ciencia y Tecnología, y la de salud del ministerio homónimo. Estas experiencias apuntan a la formación de profesionales que demanda el desarrollo del país, en el marco de la inclusión social que estamos desarrollando.
—¿Qué rol cumple la educación en el proceso de cambio venezolano?
—Creemos que la educación es fundamental para construir el socialismo. No es posible contribuir a una sociedad socialista, que es a lo que apostamos, sin que la gente tenga posibilidad de desarrollarse en sociedad, por la vía de la adquisición de conocimiento. Paradójicamente hoy se habla de la sociedad del conocimiento pero le quitan a la gente el acceso al mismo. Por eso creemos que este acceso es un derecho fundamental que sólo es posible en una sociedad donde haya justicia e igualdad.
—Este año sancionaron la ley orgánica de educación: ¿Cómo la evaluaron los docentes?
—Los docentes la apoyan porque es una ley que reivindican, pero lo que pasa es que los medios no dan la opinión de la mayoría. Es una ley que reivindica las aspiraciones históricas de los docentes venezolanos en términos de jubilación, condiciones laborales y el ejercicio del protagonismo en las instituciones educativas. Hay que despejar los fantasmas que se crean sobre estos cambios. En términos globales la ley establece principios en consonancia con la Constitución Nacional, y la construcción de una universidad en consonancia con la sociedad. Porque si nosotros aspiramos a una sociedad justa tenemos que tener una universidad justa.