Mientras intenta reacomodarse tras el temblor que le produjo el resultado de las Paso, el gobierno de Santa Fe recibió esta semana otro impacto de alto poder. La decisión del gobierno de Donald Trump de fijar aranceles al biodiésel argentino pega de lleno en la economía de la provincia y pone en jaque a miles de puestos de trabajo. Es cierto que son dos casos diferentes: en el primero es por responsabilidades de su propia gestión y en el segundo sufre por políticas ajenas, pero lo concreto es que en la Casa Gris están obligados a correr de una punta a la otra del ring para amortiguar los golpes.
A dos semanas de las Paso, el Frente Progresista camina en un campo minado. Para recuperar la iniciativa política, puso sus fichas en restablecer el vínculo con quienes han sido sus votantes históricos y que en esta oportunidad, claramente, eligieron confiar en otras opciones. Pese a la magra cosecha de votos que obtuvo en la mayoría de los 19 departamentos, sus principales referentes están convencidos de que en octubre la historia será diferente. Aunque parezca complicado por la incidencia de la campaña nacional y el poco tiempo que resta, el discurso que predomina en la Casa Gris es que se puede dar vuelta la elección.
Mientras le sacaban punta al lápiz para afinar la estrategia y acelerar la culminación de las obras que están en marcha en municipios y comunas, los funcionarios provinciales se encontraron con un cimbronazo económico que puso en alerta máximo a la administración santafesina.
Estados Unidos decidió aplicarle al biodiésel proveniente de la Argentina aranceles de entre 50 y 64% por supuesto dumping; hasta ahora, ese biocombustible pagaba el cuatro por ciento. Lo cierto es que del total producido en el país, el 80% se genera en la zona portuaria del Gran Rosario, donde existen alrededor de 20 empresas que emplean a casi cinco mil trabajadores. En 2016 la exportación de biodiésel representó para la provincia un negocio de más de mil millones de dólares.
El anuncio de Estados Unidos se conoció a las pocas horas del encuentro entre el vicepresidente de ese país, Michael Pence, y el presidente Mauricio Macri.
En lo que fue presentado como un gran paso adelante, Pence anunció después de 15 años la apertura de ese mercado a los limones argentinos, un negocio de unos 50 millones de dólares anuales. Con modos de buen anfitrión y para resaltar las buenas relaciones bilaterales, unos días antes Macri abrió de manera unilateral las puertas a la importación de carne porcina desde ese país. Un gesto que trae aparejado para los productores locales perjuicio económico y riesgo sanitario. Lo cierto es que no sirvió para sensibilizar a sus interlocutores, que priorizaron los negocios por sobre la cordialidad: a las pocas horas apareció el arancel al biodiésel. ¿Le adelantó Pence a Macri lo que iba a suceder en el encuentro que mantuvieron o la decisión tomó por sorpresa al mandatario argentino?
"Hay que saber negociar, saber defender nuestros intereses", disparó Luis Contigiani contra la Casa Rosada, en su doble rol de ministro de la Producción y candidato a diputado del Frente Progresista. En cualquier caso, nadie le podrá achacar a Contigiani oportunismo electoral, ya que en la campaña para las Paso fue uno de los más críticos de la política económica implementada por Cambiemos.
Elecciones, biodiésel y cerdos son las batallas que se adueñaron de la agenda provincial. Habrá que ver ahora cuáles son las herramientas a las que apelará la Casa Gris para hacerle frente a las batallas que tiene por delante.