Dos noticias dominaron la coyuntura informativa de la ciudad durante esta semana: la visita del presidente Mauricio Macri y la adhesión de Rosario a la ley de descanso dominical. Ambas generaron polémica, puestas en escena y discursos encendidos. Y dejaron un mensaje que desnudó hipocresías, muchas, demasiadas...
La llegada de Macri para inaugurar el ciclo lectivo en la Facultad de Derecho de la UNR era histórica. Jamás un presidente democrático en ejercicio de sus funciones había venido a lanzar las actividades de esta universidad. Pero los 12 decanos optaron por discutir hasta el hartazgo si iban a concurrir al acto, ya que a muchos les generaba rechazo el tener que ver de cerca al presidente.
Finalmente primó la lógica y el sentido común y 9 de los 12 jefes máximos de las facultades estuvieron presentes. Afuera del recinto hubo marchas en contra del presidente, y entre los manifestantes se vio a un profesor que fue puesto de manifiesto por Macri en su discurso como ejemplo a seguir. "Estos son los docentes que dejan huellas en sus alumnos", dijo el jefe de Estado al referirse a Juan Farina.
En el mismo momento, Farina lo estaba repudiando. Y un día después, en un cruce radial, hasta se lo pudo decir. No hubo reproches, sólo halagos. Bienvenida la posibilidad de disentir, pensar distinto y no ser enemigos.
Hace más de una década que esto no se daba en el país. Se hablaba sólo para un grupo de aplaudidores y jamás se concedían notas a los medios. Aún se recuerda el irónico "chicos, estamos en Harvard", de Cristina Fernández cuando la incomodaron preguntas de estudiantes universitarios argentinos en aquella casa de altos estudios norteamericana.
Cambios de estilo, visiones diferentes, pero; sobre todo, tolerancia, algo que se había perdido y parece regresar.
Tres días después de la visita del presidente la atención informativa se mudó al Concejo, que tras dos años de cajonear el tema finalmente logró abordar el descanso dominical. El año pasado las elecciones hicieron que muchos optaran por no dar públicamente su opinión ya que les hubiese restado votos. Hipocresías que, como se ve, abundan.
En el recinto hubo discursos grandilocuentes sobre los derechos de los trabajadores. El bloque oficialista votó a favor a pesar de que informes municipales aconsejaban lo contrario. El gremio de empleados de comercio puso de relevancia la conquista de derechos perdidos, pero olvidó remarcar por qué los empleados mercantiles cobran bajísimos salarios y son sometidos a largas horas de trabajo en no muy óptimas condiciones.
Y en medio, como si faltaran hipocresías, un concejal optó por pegarse el faltazo en un día clave. Ya había hecho lo mismo cuando se debatió el aumento del boleto, a pesar de que es el presidente de la comisión de Servicios Públicos. Esta vez, su llamativa ausencia coincidió con el partido de Central (club de sus amores) en Montevideo. Todo un broche de oro para una semana de puestas en escena.