Toma uno: Manuel Cornejo, el eterno secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), lanza un paro de colectivos. Toma dos: la Municipalidad gestiona fondos, paga salarios y lo desactiva. Toma tres: el oficialismo se victimiza y vuelve a mirar al Concejo, que no le habilita un aumento del boleto.
Esta es la película que el socialismo les hizo ver ayer a todos los rosarinos.
No hay que ser muy sagaz para darse cuenta que la amenaza del paro ya estaba acordada entre Cornejo y la Municipalidad. Lo mismo hizo con Agustín Bermúdez, el dueño de Rosario Bus, hace unas semanas.
Es decir, como los negociadores no logran avances, el Ejecutivo acelera los tiempos fogoneando amenazas de huelgas. Una bomba de humo que se desactivó ayer en una hora.
Hay que remarcar también que los ediles vienen analizando un aumento del boleto desde hace un mes, pero varios con aspiraciones a ser intendentes en 2015 se niegan a levantar la mano para aprobar la suba.
Y así, entre la inacción del Concejo y los tropiezos del Ejecutivo, el futuro del transporte sigue siendo incierto.
Hoy la oposición tal vez le empiece a dar algo de auxilio a la administración de Mónica Fein. Lo debería haber hecho hace un mes. Pero la política tiene estas dobles caras y no son pocos los que apuestan al desgaste de la gestión. Lo triste es que en el medio están los usuarios. Y ayer al Ejecutivo no le importó generarles angustias ante un falso paro que desactivó en una hora.