Un servicio psicopedagógico orienta a los estudiantes —ingresantes y ya en carrera— a transitar mejor la vida universitaria. Depende de la Dirección de Orientación Estudiantil de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Ofrece desde ayuda para organizarse en el nuevo tiempo que demanda la educación superior hasta enfrentar los exámenes.
El paso de la escuela secundaria a la educación superior no es sin costos para el estudiante. Es más, las estadísticas coinciden en que el mayor porcentaje de deserción (a veces trepa a más del 50 %) se registra en el primer año de la carrera. Inciden en esta determinación no sólo razones económicas sino también aquellas como la organización del tiempo para estudiar, cursar y trabajar en algunos casos y hasta cómo enfrentarse a la autonomía que demanda el nivel superior de enseñanza.
La atención psicopedagógica que ofrece la UNR —gratuita— justamente piensa en atender a esas problemáticas. “Ir a la facultad no es sólo asistir a clases y tomar apuntes”, dice una de las psicólogas de este servicio, Nelly Junco, para dar un pantallazo de lo que se trata de profundizar con los jóvenes que se acercan a pedir ayuda.
“Se trabaja sobre cómo inician, perduran y continúan en la etapa de primer año, cómo hacer un puente entre el secundario y el inicio a una carrera universitaria”, dice a modo de resumen. Y aclara que esto es más allá de cómo vienen preparados de la escuela secundaria.
Mejorar los recursos
“La invitación es a preguntarse con qué herramientas llegan, con qué recursos cuentan y cómo los mejoran, desechan o potencian”, comenta Junco y aclara que esto es “porque se encuentran con muchas horas de estudio, con una carga importante de materias y con las consecuencias de un cursado universitario”.
La psicóloga explica que una de las preguntas más recurrentes de los estudiantes pasa por “la organización del tiempo”, algo claramente relacionado con la autonomía que demanda la educación superior. Por eso, agrega que el trabajo que realizan apunta a cuestiones no sólo de resolución puntual sino más profundas, como el de aprender a “construirse como alumnos universitarios”.
“Hay que saber que esta construcción es a lo largo de toda la carrera. Es un proceso previo donde se conecta lo intelectual, lo afectivo, dejar el lugar de origen, adaptarse a una nueva ciudad y al circuito universitario”, dice y agrega que “construirse es transitar la facultad, recorrerla, saber desde dónde está la fotocopiadora y hasta leer los carteles”.
Sin recetas
Según detalla Junco, se trata de que los jóvenes aprendan “a autogestionar su propio proyecto”. Ahora bien, la gran pregunta es cómo hacerlo.
“No hay recetas —responde— sino que cada estudiante tiene recursos propios, que se pueden mejorar o desechar; y fundamentalmente deben aprender a organizar una agenda de estudio”. Esto es pensar de qué manera pueden aprovechar al máximo el tiempo del que disponen.
Además del asesoramiento psicopedagógico, la Dirección de Orientación Estudiantil también ofrece información sobre carreras y talleres de orientación vocacional.