La nena apoya la parte hueca de un vasito en el pecho de su compañerita. Coloca su oreja en la
base del recipiente y simulando un estetoscopio escucha los latidos del corazón de su amiga.
Experimentación y juego en estado puro. Esta es una de las tantas formas mediante la cual el
proyecto Ciencia y Tecnología con Creatividad (CTC) propone abordar la ciencia en el aula. En la
Argentina tres destacados educadores están a cargo: Inés Dussel, Diego Golombek y Melina
Furman.
Partiendo de la idea de hacer de la investigación científica un elemento cotidiano del aula, y a
la vez atractivo para los chicos, la iniciativa arrancó en marzo pasado en el país mediante una
experiencia piloto. Abarca a 5 mil alumnos de cuarto grado de 62 escuelas primarias públicas de
Buenos Aires y Tucumán. Los organizadores no descartan sumar a otras jurisdicciones, entre ellas
Santa Fe.
Originado en Brasil en 1997 por la empresa brasileña Sangari, el proyecto aporta "soluciones
innovadoras para la educación en ciencias en la escuela primaria", sostienen los organizadores. Su
creador es Ben Sangari, un físico británico que reside en Brasil, donde más de 400 mil alumnos de
800 escuelas aprenden ciencias con CTC.
En cada aula incluida en el programa de enseñanza científica se coloca un armario de 100 kilos,
donde se guardan materiales para la experimentación, un libro y un diario de ciencias por alumno, y
libros para los docentes. La iniciativa consta además de un programa de capacitación intensiva para
maestros y directivos a cargo de tutores.
"La propuesta central tiene que ver con trabajar desde el método de indagación, y con ver a la
ciencia como eje de trabajo en el aula, no como algo exterior y distante, sino que puede hacerse en
la actividad cotidiana", apunta Inés Dussel, directora del equipo de Sangari Argentina, integrado
además por el investigador Diego Golombek y por la bióloga Melina Furman.
Tarea cotidiana
Para hacer de esta propuesta algo natural del aula, Dussel destaca la función de los cuadernos y
diarios de los chicos, "donde van registrando experimentos, hipótesis y observaciones.
La pregunta y la construcción colectiva de los conceptos y respuestas es otro de los puntos
centrales de esta innovadora propuesta para los más chicos. "La ciencia tiene que hacerse aún desde
la escuela primaria, porque nuestros primeros cientifiquitos son los chicos de primaria, que se la
pasan viendo y curioseando un mundo maravilloso", agrega Golombek.
Para ello, el investigador del Conicet señala que es necesario "aportar los elementos necesarios
y la forma de usarlos". "La idea —agrega—no es bajar línea como la típica clase de
ciencia que dice «hoy vamos a dar electricidad», sino construyendo el concepto sobre la base de la
experimentación". Más información en la oficina Sangari Argentina al teléfono (011) 55440100.