"Ahora la menopausia precoz explota en mi cabeza. No sabía que tenía tantas ganas de volver a ser madre. Ignoraba que no poder serlo me iba a causar tanto dolor". Luciana buscaba su segundo hijo. Después de unos meses sin lograr el embarazo, y sin ninguna corazonada sobre lo que tendría que atravesar, recibió un diagnóstico que estuvo a punto de aniquilar su sueño. Los médicos, los muchos que consultó, fueron contundentes: había escasísimas posibilidades de que pudiera tener otro bebé con sus propios óvulos. Así, Luciana empezó a hacer el duelo del hijo con sus genes e inició, junto a su pareja, un proceso difícil, cargado de emociones, de sentimientos, de idas y vueltas.
Su propio relato integra las historias de El deseo más grande del mundo, el libro que la licenciada en Ciencias de la Comunicación y periodista Luciana Mantero presentó el miércoles en Rosario y que narra sus propias vivencias y las de nueve mujeres más a las que tener un hijo no les resultó simple. La búsqueda, lo que sucede en las parejas, el meterse de cabeza en el sistema médico, la posibilidad de la adopción, la femineidad, la ovodonación, los laberintos de la fe, el peso de la mirada ajena, aparecen expuestos en estos textos donde los dolores están en carne viva, dónde los temores, la desesperación, la amistad, el amor y los vínculos familiares tienen su espacio y donde también hay lugar para el humor.
La autora bucea en los mandatos sociales e intenta responder a preguntas complejas: ¿por qué hay que tener hijos? ¿Hasta dónde estoy dispuesta a llegar para lograrlo?
"Son historias dilatadas, de desencuentros, de lucha, de embarazos que no llegan; todas las mujeres que aparecen en mi libro son diferentes y han vivido de un modo muy particular lo que les ha tocado, pero creo que en esa variedad está la riqueza, y lo que quise fue mostrar que todas podemos sentir de una manera distinta pero que hay algo, en el fondo, que a todas nos une, nos hermana", dice en diálogo con Más.
Mantero, que viene de una familia sin fe religiosa, reconoce que una vez que la medicina le dijo que no podía tener otro embarazo —salvo por medio de la ovodonación— además de psicología buscó en un montón de lugares terapéuticos y hasta netamente espirituales ese alivio que tanto necesitaba. "Pasé por las constelaciones familiares, la acupuntura, la Virgen del Cerro", comenta.
Es que nadie es ateo en las trincheras, según dicen, y la autora confiesa que sí, que hubo meses en los que se sintió en una guerra, desprotegida por momentos, muy fortalecida en otros, pero siempre alerta, siempre pensando que al final algo bueno tenía que pasar.
"Yo soy la única mujer de las que aparecen en este libro que no podía quedar embarazada de su segundo hijo. Todas las otras encontraron dificultades con su primera búsqueda. Mi primer embarazo llegó sin dificultades, a los poquitos meses de haberlo decidido. Fue tan hermoso, me sentí tan plena y feliz que cuando mi hijo Lucas tenía dos años empecé a desear profundamente volver a pasar por ese estado. Ahí fue cuando, sin imaginarlo, me dicen que tengo un problema, una menopausia precoz y que mi sueño no iba a ser posible. Nunca sentí vergüenza por lo que me pasaba, pero sí una gran frustración, además no me lo esperaba".
"El libro empieza cuando voy al médico, sola, porque nunca pensé que me dirían algo malo. Era un endocrinólogo... me dijo que abandone la idea de tener hijos con mis propios óvulos, que iba a ser sumamente difícil y que tenía que pensar tenerlo con óvulos de una donante, o por adopción. Fue una bomba. Me hablaban de un 5 por ciento de chances, y para mí en ese 5 por ciento había una esperanza. Después de llorar mucho y estar muy sacudida por esto seguí yendo a médicos. ¡Un montón en tres años!", relata.
"El duelo de la maternidad genética no es fácil. Creo incluso que se lo trivializa y por eso en el libro trato de ponerlo en valor. He escuchado gente que te dice: bueno, pero con la ovodonación es posible, ¡no te hagas tanto problema! Incluso algunos médicos lo plantean así. Y es cierto que es un camino, una posibilidad, pero no es algo que se resuelve de un momento a otro. Tenés que estar muy segura, llorar antes todo lo que necesites llorar y enfrentar todos los fantasmas", agrega.
¿Es un capricho? ¿Insisto por no poder? ¿No me banco los no?, Luciana Mantero dice que fue respondiéndose —con tiempo y dolor — todas estas dudas y que las volcó en las páginas de El deseo más grande del mundo. "Yo me preguntaba justamente cuál era mi límite. En mi caso sabía que la posibilidad que me daba la ovodonación iba a venir cuando hiciera, primero, este otro duelo".
Hacerle frente a la infertilidad es un problema de muchas mujeres, de numerosas parejas. Por embarazos que se buscan tardíamente, por problemas de salud o por el impacto del estrés, los consultorios de los institutos de fertilidad están repletos. "Entrar al sistema de salud y conocer todo lo que se vive en la búsqueda de un embarazo por fertilidad asistida es un mundo aparte. Es duro para hombres y mujeres, es cierto, pero nosotras ponemos el cuerpo, el alma. De esto también hablo en mi libro".
Finalmente la autora quedó embarazada. Un 14 de febrero supo que iba a tener su segundo hijo, y sin ayuda de la ciencia.
Un libro que ayuda a abrir el corazón, derribar prejuicios y generar conciencia.