El sistema educativo no puede desentenderse del entorno sociotecnológico en el que se encuentra inmerso, por lo que el tipo de tecnología comunicacional que decida utilizar y promover debe ser coherente con el tipo de sociedad para el que educa.
En estos últimos años el Estado nacional ha puesto un intenso e interesante esfuerzo, político y económico, en acortar la brecha digital con el Programa Conectar Igualdad, pero paralelamente la institución escuela ha sido en varios casos reactiva a la introducción de TICs en el aula, otorgándole en el mejor de los casos un uso meramente instrumental, y reservado sólo a la asignatura informática. Más aún negó directamente o restringió la utilización de los dispositivos móviles en escenarios educativos, por considerar que tenían un efecto disruptivo en la convivencia del aula.
Este posicionamiento debe posibilitar la formación de capacidades para operar en esta nueva dinámica hacia la construcción de espacios educomunicativos, democráticos, participativos, entendiendo por educomunicación la relación transversal entre educación y comunicación, un campo que no está delimitado sino en permanente construcción, y que está atravesado por el continuo proceso de cambio social e innovación tecnológica.
De ahí la visión de la educación expandida y que trata de aprovechar al máximo la tecnología existente y la capacidad de apropiación de esa tecnología por parte del sujeto de aprendizaje. En una configuración convergente, entendida no sólo como dispositivo que en un solo aparato se puede hablar, tomar fotos, grabar y reproducir audio y video, intercambiar mensajes, conectarse a internet, escribir en un blog, enviar y recibir correo, conectarse a redes sociales, geolocalizar lugares y personas, sino de redes y lo que es más importante de contenidos que atraviesan diferentes pantallas.
Posibilidades infinitas
El dispositivo móvil en el aula tiene posibilidades infinitas de uso en tareas educativas guiadas, tanto operacionales como integradoras y participativas, que se pueden realizar incluso con celulares de segunda generación (tecnología anterior a la 3G, hoy de alcance masivo) y que pueden combinarse con la utilización de la red de PC o netbooks.
Pero realmente alcanza su potencial como tecnología de la movilidad, permitiendo ver, producir, leer, intercambiar e interactuar desde cualquier lugar (conexión a redes de telefonía celular o wi-fi mediante), haciendo la experiencia mucho más accesible (con respecto al desplazamiento) que otros dispositivos portátiles (notebooks, netbooks).
Nuevos escenarios
La tecnología móvil es textual y oral, como plantea el profesor Roberto Igarza, que es la más corpórea de todas las tecnologías digitales conocidas y que los usuarios la llevan consigo a lo largo del día, adosada a su cuerpo.
Pero más allá de estas tecnologías que potencian posibilidades, lo importante es crear escenarios de diálogo para desarrollar procesos de aprendizaje con énfasis en el grupo, a través de esfuerzos colaborativos entre profesores y estudiantes, donde el conocimiento es concebido cómo construcción colectiva en espacios horizontales.