“La jornada completa o extendida es esencial para el mejoramiento de la calidad
educativa”, sostiene la pedagoga Silvina Gvirtz, una reconocida docente e investigadora de la
Universidad de San Andrés, y directora del proyecto "Escuelas del Bicentenario”.
La extensión de la jornada escolar es una aspiración fijada en la ley de educación nacional,
pero también contemplada en la ley de financiamiento educativo. Pero además, y tal explica Gvirtz
en diálogo con
La Capital, se trata de un hecho de “justicia”, en tanto ofrece la
posibilidad de mejorar los aprendizajes a los sectores más desprotegidos socialmente.
“No solo la jornada completa (o extendida) aparece en la ley de educación del 2006,
también se menciona en la de financiamiento sancionada en 2005”, recuerda sobre lo legislado,
que indica que para el 2010 un 30% de las escuelas del país deberán estar comprendidas en lo que se
conoce como jornada completa o bien en su extensión horaria, empezando con las más vulnerables.
¿Y qué pasó con estas metas, se cumplieron?
No sólo que no se cumplieron, sino que no hubo ninguna política activa para aumentar al menos al
15% las escuelas de jornada completa o extendidas. No hubo políticas en ese sentido. Mi temor
es que además, en la nueva ley de financiamiento educativo se olviden del tema y no se mencione
nunca más. Por eso es fundamental tratarlo.
En términos de aprendizaje y de acceso a la igualdad educativa, ¿qué importancia tiene para
un chico?
Varios puntos a favor. El primero es que nosotros estamos en una sociedad del conocimiento,
donde cada vez hay que aprender más contenidos. Antes para insertarse bien en la sociedad no hacía
falta un segundo idioma ni existían las nuevas tecnologías. Hoy para para poder desarrollarse bien
hay que incorporar por lo menos estos dos contenidos a la currícula. Y si no se agregan horas a las
clases, en realidad lo que se hace es reemplazar un contenido por otro. Es decir, se ponen horas de
inglés pero se resignan de matemática, por ejemplo. O sea frente a la necesidad de sumar más
contenidos, las extensión de la jornada es una condición básica.
Es decir, hacen falta más horas de clases en las aulas...
Hay un estudio de la Unesco que recomienda un mínimo de horas de clases anuales: entre 850 y
1.000, para poder aprender estos contenidos básicos que se necesitan para desarrollarse en el siglo
XXI.
¿Qué pasa en la Argentina?
Si cumpliríamos los 180 días de clase —la mayoría de las provincias no los cumple—
las escuelas de jornada simple llegarían a 720 horas. Es decir que estamos muy por debajo de lo
recomendado por la Unesco. Pero además, la jornada extendida tiene una ventaja importantísima.
Todos los que estudian las políticas públicas, en especial lo vinculado con la protección social,
la señalan como una gran ventaja para las familias, por ejemplo para darles más tiempo de cuidar a
los hijos más pequeños, aún no escolarizados. Por otro lado en la Argentina tenemos tasas de
repitencia y de deserción muy altas. En primaria, por ejemplo, el primer quintil de ingresos, que
es el más pobre tiene una repitencia que alcanza al 25%, esto es parte a las pocas horas de clases
que tienen estos chicos. Si las maestras pudieran trabajar más tiempo con estos chicos, es probable
que puedan reforzar ciertos saberes y por tanto repitan menos. Es una cuestión de justicia.
No pasa lo mismo en otras clases sociales...
La mayoría de los chicos de clases medias altas y altas, van a escuelas privadas que ofrecen
jornada completa o más horas de clases. Es decir, estamos ante una situación muy grande de
injusticia educacional. Y esos padres eligen esas escuelas con razón, porque hoy se necesita más
escolaridad para recibir los conocimientos que se requieren.
Sin dudas, también hace falta más infraestructura, equipamiento, horas docentes...
Hoy un maestro que trabaja un turno debe seguir trabajando en la casa, para corregir,
planificar. Es decir, son más de 8 horas, si además hace doble turno y bien su trabajo. En la
jornada completa o extendida está 5 o 6 horas frente al grado y otras dos trabajando en la escuela.
Con más horas claramente mejorarían las condiciones laborales de los docentes. Y respecto de la
infraestructura, para eso hace falta el presupuesto. Pero nuevamente incumplimos con la ley. Lo
ideal sería volver a incluir esta meta en la discusión que se viene con la nueva ley de
financiamiento, haciendo un plan más realista y con un monitoreo riguroso. Eso es central.
Efectivamente es caro, requiere de presupuesto, pero tenemos que tomar una decisión como país: o
educamos bien a nuestros chicos o educamos a los pobres con bajo costo.